La Paz, B.C.S. (OEM-Informex).- El gobierno del estado a través de la Comisión Estatal del Agua (CEA) realiza monitoreos cada tres meses en los pozos que alimentan del vital líquido a la ciudad, a fin de detectar la presencia de arsénico y en su caso tomar las medidas necesarias.
Hasta ahora no se han detectado niveles por encima de la Norma Oficial Mexicana, salvo una medición en uno ubicado en la zona agrícola de Chametla, aunque no está conectado a la red urbana y por tanto no representa riesgo para la salud de la población.
El director de la Comisión Estatal del Agua (CEA) Jesús Solano informó que por el momento no hay proyectos para construir en La Paz más plantas potabilizadoras como la que opera en El Centenario, aunque aclaró que tampoco se descarta, y en todo caso, una decisión de este tipo todo depende de cómo evolucione la presencia de arsénico en el acuífero.
En donde sí existen problemas es en la zona de El Triunfo y San Antonio, en donde la población se tiene que abastecer de agua potable de plantas potabilizadoras, a las tanto el Organismo Operador como el CEA les dan constante seguimiento.
Jesús Solano aclaró que la presencia de este metal pesado en el agua es muy variable y depende de varios factores que hasta ahora no ha podido definir con precisión, de tal manera que se deben de estar monitoreando de manera permanente todos los pozos, aunque los resultados se mueven en cada medición; es una situación compleja, agregó.
Recordó que la planta potabilizadora de El Centenario aporta 40 litros por segundo y está proyectada a 25 años para atender a esa zona conurbada que inicia en Chametla; obra que requirió una inversión de más de 25 millones de pesos y resolvió el problema de contaminación por arsénico en el agua que se distribuida a más de 6 mil habitantes, entre los que destaca un asentamiento de extranjeros en la playa El Comitán.
Esta planta que inicialmente estaba proyectada para operar con el sistema de Osmosis Inversa como la mayoría, finalmente se construyó con una tecnología más moderna y avanzada en donde no se usan membranas sino arenas que se deben de sustituir cada tres o 4 años, dependiendo de la saturación, una decisión que se tomó con base en las recomendaciones del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, (IMTA).