La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- “Al principio su trabajo estaba focalizado en el uso de bacterias promotoras de crecimiento de plantas para uso agrícola exclusivamente, sin embargo encontró que más allá de su uso agrícola, las condiciones que se presentaban en el desierto de Sonora le ofrecían la posibilidad de aplicar esas bacterias para enfrentar problemas tales como la degradación de suelos y la perdida de fertilidad, con esto abrió una nueva área de trabajo siendo el pionero a nivel mundial en el uso de bacterias promotoras de crecimiento para solucionar problemas ambientales”: Luz Esthela de Bashan
“Salíamos muy temprano amaneciendo de la ciudad de La Paz, rumbo a San Isidro que está a unos 350 km más o menos 4 horas y media de camino y llegábamos a ese lugar árido, cerros de rocas volcánicas rojas, con un calor a veces insoportable y ahí en ese lugar veíamos Cactus creciendo sobre roca sólida y sin suelo. A quién si no a un verdadero científico se le pudo ocurrir que ahí había bacterias asociadas a las raíces que ayudaban a nutrir a estas grandes plantas. Y de ahí surgen, parte de las investigaciones que nos llevan a desarrollar biofertilizantes biológicos. Así refiere el maestro Manuel Legorreta Moreno al tomar la palabra en un sentido homenaje organizado en torno a la figura del doctor Yoav Binyamin Bashan Gorodentzik, primer investigador emérito del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste.
En el turno de los participantes, Fernando García Carreño habría afirmado al respecto: “Yoav ingresó al CIB en 1989 o 1990 en una etapa temprana del desarrollo del Centro. Él venía de una Universidad del centro de Estados Unidos. Durante la primera convocatoria del SNI a la que aplicó, fue reconocido como Investigador nacional III, el primero del Centro. Desde su llegada al Cibnor, dio muestras variadas de lo que él apreciaba ser investigador. Con él, por primera vez se hizo patente que publicar era sine qua non de un investigador. Él introdujo la idea de seguir al factor de impacto de las revistas en las que se publicara, como guía sobre qué se esperaba de la publicación. Hizo énfasis en que se debía publicar en revistas del mayor Factor de impacto posible.”
En entrevista, Luz Esthela de Bashan, al hablar de su legado narra: “Nadie, a excepción del doctor Bashan, se había puesto a pensar que la base fundamental del manglar es sus microrganismos, no es la planta por sí misma, son los microorganismos asociados a la planta. Todo lo que hace del manglar un ecosistema efectivo, ecosistema sano es porque los ciclos bioquímicos que están manejados por esos microorganismos están actuando de manera natura, en eso fue pionero.”
“Hace 30 años los manglares no estaban protegidos a pesar de su importancia económica, ecológica, antes se usaban para sacar leña literalmente. El manglar de Balandra estaba deforestado. Bashan y su grupo en 1992/93 crearon un invernadero de plantulitas de manglar y sembraron Balandra. Ahí inició sin dudas, la restauración de Balandra, con Bashan y su grupo. Un hallazgo importante años después fue confirmar que en la restauración del manglar no hay diferencias entre el área restaurada y la que no lo estaba. Ello abriría un capítulo de éxito en materia de conservación a todas luces.”
Alfredo Ortega Rubio, director general de Cibnor expresó: “La biblioteca es el centro neurálgico de la generación del conocimiento, y que bueno que cuando entre un estudiante o un colega que viene a buscar la sabiduría, se encuentre con un muro académico de honor en donde están incluidos quienes han resaltado por su trayectoria en la investigación científica, por ello yo quisiera transmitir que este acto académico es de gran relevancia por las implicaciones tan significativas que tiene el hecho de que un investigador del Cibnor haya llegado hasta esta categoría de investigador emérito y ser la razón de esta institución”.
En una ceremonia permeada por la memoria reciente, el afecto profundo y el reconocimiento a su destacada trayectoria, el nombre de Yoav Bashan aparece inscrito en el Muro Académico de Honor en las instalaciones de la biblioteca “Dr. Daniel Lluch Belda” del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste ubicado en la ciudad de La Paz Baja California Sur, como el primero.