Todos alguna vez hemos querido tener nuestro propio huerto, poder sembrar y cosechar nuestros alimentos, sin embargo a veces, por cuestión de espacio o tiempo, no podemos tener uno o hacernos cargo de él completamente, pero para esto podemos recurrir a algunas alternativas que ofrece la asociación Raíz de Fondo y cumplir con nuestros deseos.
Cada año esta asociación abre convocatorias para que jóvenes puedan realizar su convocatoria o entren como voluntarios en el proceso de siembra, trasplante, cosecha, cuidado de plantas, manejado con herramientas, etc.; sin embargo, cualquier persona de la comunidad o interesado en el tema se puede acercar de esta misma manera o a través de los cursos inductivos, talleres teóricos-prácticos o incluso, cuando ya seas un experto, rentar un pedazo de terreno y compartirlo con más personas para delegar la responsabilidad.
HUERTOS EN LA PAZ
En la ciudad de La Paz existen dos huertos comunitarios: el huerto Guamúchil, ubicado en Colegio Militar/Ignacio Ramírez y Altamirano, y huerto Legaspi, en Miguel López de Legaspi entre Guillermo Prieto y Aquiles Serdán. En ambos existe una enorme variedad de especies, por ejemplo tienen tomates, berenjenas, acelga, lechuga romana, tres tipos diferentes de albahaca, pepino, melón, calabacitas, frijoles, enredaderas, guayaba, palmas, neems, chile habanero, etc., y logran tener una perfecta planeación a fin de poder ofrecer un recorrido por el huerto con diferentes etapas del proceso de siembra-cosecha y también planean de acuerdo a las mejores temporadas de los frutos.
PROCESO
El primer paso que realizan para empezar un huerto comunitario con la ayuda de voluntarios y prestadores de servicio es preparar el suelo; en este paso, si la tierra está muy erosionada, puede llevarles hasta un año y medio lograr que con materia orgánica y composta la tierra se encuentre nutrida y lista para ser sembrada; después se empiezan a plantar y después de esto inician los cuidados personalizados de cada planta que, a veces, como en el caso del tomate, dura hasta tres meses en dar un producto, por lo tanto este proceso previo de cuidados ayuda mucho a crear conciencia sobre todo del esfuerzo que hay detrás del comercio de frutas y verduras.
Cuando por fin se cosecha realizan un festival donde venden sus frutas y verduras a la comunidad y empiezan un corto lapso de descanso que va desde el mes de junio a julio, en donde el suelo se alimenta de nuevo y se prepara para la producción de la temporada invierno-verano.
COMPOSTA Y LOMBRICOMPOSTA
A fin de ser muy ilustrativos en sus talleres y cursos también en los huertos hay un área para hacer composta o lombri-composta y enseñar a la gente la manera correcta de hacerlos.
La composta se puede ubicar en el proceso en la reutilización de desechos pero también en el de fertilización de la tierra y es parte muy importante, o debería serlo, de nuestra vida cotidiana, pues es una alternativa muy sustentable y útil en la producción de nuestros alimentos.
La lombri-composta funciona al igual que los composteros en generar nutrientes para la tierra.
Muchas personas inician con muchas ganas de tener su propia composta, sin embargo al poco tiempo se desilusionan porque dicen empieza a oler feo o que no se les da; con todo esto se empieza a complicar y desisten, pero esto no debería de suceder porque la composta está hecha de materia vegetal, y si tiene humedad es efectivo que va a generar microorganismos como hongos, insectos y cucarachas de campo que harán que la materia se descomponga y se integre con normalidad a la tierra; sin embargo el problema es cuando no hay humedad en la composta, pues la materia vegetal sin humedad nunca se descompone, huele mal y atrae moscas.
Otro error recurrente es echar proteínas y grasas como la carne a la composta, lo cual no se recomienda porque es casi seguro que olerá muy mal y atraerá todo tipo de animales indeseados que no contribuyen al proceso de la composta, de forma que lo ideal es usar materia orgánica y agregarle humedad para que se descomponga totalmente y que pueda integrarse totalmente a la tierra, con la adición de un poco de hojarasca y materia verde de las mismas plantas o vegetales, que harán que no huela putrefacto sino a tierra.
