La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- Prestadores de servicios turísticos de los santuarios balleneros de Laguna Ojo de Liebre y Guerrero Negro, en la Reserva de la Biosfera de Vizcaíno, estiman una baja sensible en la llegada de turistas para la temporada de avistamiento de ballena gris que inicia el próximo 15 de diciembre y concluye el 15 de abril del 2021, debido a la pandemia de Covid-19.
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Hay incertidumbre respecto de la permanencia del nivel 3 en el semáforo Covid que actualmente permite a las lanchas navegar con el 50 por ciento de ocupación, una restricción que hace poco rentable la actividad debido a que los costos de operación siguen siendo los mismos; en caso de que se regresara en el nivel de la alerta, definitivamente dejaría de ser rentable, según dieron a conocer José Varela y Martín Muñoz, representantes de empresas sociales que se dedican al avistamiento de ballena gris en Laguna San Ignacio y Ojo de Liebre.
Un factor más de incertidumbre tiene que ver con el temor del turismo internacional para viajar en avión ante el riesgo de un contagio de Covid-19, particularmente de los visitantes que provienen de países europeos en donde la pandemia ha cobrado fuerza en las últimas semanas.
Con todo y lo anterior, José Varela informó que hay expectativas en la llegada de turismo local y nacional; al igual que Martín Muñoz, señaló que abaratar el costo de los servicios para atraer más visitantes no es una opción, porque con las restricciones en el aforo de las lanchas la actividad apenas es rentable.
Hasta ahora, en ninguna de las lagunas se ha detectado presencia de ballenas, y se espera que tal y como sucede año tras año, los primeros ejemplares comiencen a entrar a finales de noviembre y principios de diciembre.
Las lagunas San Ignacio y Ojo de Liebre son sitios de mayor agregación de ballenas grises, con hasta 400 en el primero caso y 2 mil 800 en el segundo, ambos ubicadas en el Area Natural Protegida de la Reserva de la Biosfera de Vizcaíno en el municipio de Mulegé.
Por causas que se desconocen, en los últimos años se registra una disminución en el número de cetáceos que llegan a las costas sudcalifornianas, además de que en la temporada 2018-2019, llegó una gran cantidad de ballenas desnutridas.
