La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- Según el último estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en Baja California Sur las tres principales causas de muerte de sudcalifornianos se debe a enfermedades del corazón, tumores malignos y relacionadas con el Covid-19.
Durante 2022 en Baja California Sur se registraron 4 mil 302 defunciones, 146 hombres por cada 100 mujeres, mientras que 8 de cada 100 causas de defunciones se debe a accidentes o violencia.
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La esperanza de vida de las y los sudcalifornianos es de 76 años, 79 para mujeres y 73 para hombres, el 2.6 por ciento de las defunciones corresponde a menores de un año y el 54.3 por ciento a personas de 65 y más años.
De enero a junio de 2022, Baja California Sur registró un total de 2 mil 217 defunciones: mil 318 corresponden a hombres y 899 a mujeres. En este mismo lapso, pero de 2020 se registraron en total 2 mil 937; mil 824 muertes en mujeres y mil 113 en hombres.
La tasa de defunciones registradas en 2022 por entidad federativa de ocurrencia fue de 654 por cada 100 mil habitantes, sin embargo, Baja California Sur registró una ocurrencia de 518, colocándose en el penúltimo lugar de las entidades que registraron menores defunciones.
De enero a junio de 2020, la principal causa de defunción fue por Covid-19, se presentaron 1,019 muertes. La segunda causa fue enfermedades del corazón con un registro de 447 muertes, después siguen tumores malignos, diabetes mellitus, influenza y neumonía.
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A nivel nacional, las principales muertes en menores de edad se deben a tumores malignos, sin embargo, en Baja California Sur según la Secretaría de Salud (SSA) la mortalidad o supervivencia de las niñas y niños con cáncer de manera global es del 75%.
En promedio se registra en el estado al mes uno o dos casos nuevos de cáncer. El titular del área de Unidad de Hemato-Oncología Pediátrica (UHOP) del hospital Salvatierra, Eduardo Altamirano Álvarez dijo que en Baja California Sur afortunadamente hay una atención adecuada debido a que se cuenta con personal calificado.
“Tenemos médicos oncólogos, pediatras enfermeras también capacitadas en oncología pediátrica, hay personal de laboratorio especializado, incluso se cuenta con un aparato que se llama citómetro de flujo que acaba de llegar el más moderno a nuestra unidad”.
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“Hay recurso, por otro lado, tenemos las asociaciones no gubernamentales que nos apoyan para complementar o incluso para transporte de algunas niñas que requieren sea a otro hospital a cirugías muy complicadas del cerebro”.
Para apoyar a niñas, niños y adolescentes que padecen cáncer en Baja California Sur, asociaciones civiles como “Oleadas de Luz” han trabajado a lo largo de 15 años con el Hospital General Juan María de Salvatierra, a través de la Unidad de Hemato-Oncología Pediátrica (UHOP) en todo este periodo le han invertido poco más de 15 millones de pesos para la atención de menores con este padecimiento.
PADRES Y EL CÁNCER INFANTIL
Ana Rodríguez comparte su experiencia como madre de un hijo que luchó contra el cáncer y lamentablemente falleció, haciendo un recordatorio del impacto que esta enfermedad tiene en las familias.
“Perder a mi hijo fue el dolor más profundo que jamás pensé enfrentar. Vi cómo luchó contra el cáncer, fui testigo de su valentía y de su fuerza”, expresó Ana con una mezcla de tristeza y gratitud en sus palabras.
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Su hijo Martín, explicó, a sus 6 años fue diagnosticado con cáncer y desde entonces empezó la odisea de los tratamientos, visitas constantes al hospital y la lucha diaria que tanto ella como su hijo enfrentaron. A pesar de los desafíos y el peso de la misma enfermedad, la fortaleza de Martín no sólo impactó a la familia si no a quienes se unieron en apoyo durante su lucha.
“Mi hijo me enseñó en su corta vida más de lo que yo pudiera haberle enseñado en la mía. Su sonrisa, su coraje y espíritu optimista, aún en los momentos más difíciles de su enfermedad me mostraron la verdadera definición de valentía”.
Finalmente mencionó que a pesar del desenlace la memoria de Martín perdura en cada sonrisa que él iluminó. Su historia, dijo Ana , es un recordatorio de la importancia de realizar mayores investigaciones, de fomentar la conciencia sobre el cáncer infantil y darle más valor al apoyo a las familias que luchan contra esta enfermedad.