La Paz, Baja California Sur (OEM - Informex).- A partir del 1 de enero del 2020 los quesos deberán contener información que indique el producto con el que fueron elaborados, ya sea con leche pura o fórmulas lácteas; lo anterior, como resultado de las reformas recién aprobadas por el Congreso de la Unión a la Ley de Propiedad Industrial y a la Ley Federal de Protección al Consumidor.
De esta manera, se prohibirá utilizar la palabra leche en productos hechos con base en sueros y otros; tampoco se podrán usar imágenes o etiquetas que aludan a ser un producto cuando en los hechos no lo sea.
La reforma fue ampliamente celebrada por caprinocultores de Baja California Sur, que esperan un repunte en sus ventas a partir del próximo año, una vez que el consumidor tenga la posibilidad de distinguir entre un auténtico queso y un producto falso, que además de engañar al cliente se vendía en precios muy inferiores, hasta dos veces abajo del costo de producción de un producto genuino.
La reforma ya está generando los primeros efectos en el mercado; un grupo de productores locales está buscando colocar la leche de cabra o el queso entre industriales de la leche del centro del país.
Ignacio Higuera, caprinocultor de La Purísima, la más importante región chivera del estado, informó que a causa de esta competencia desleal de los quesos falsos la producción se desplomó porque dejó de ser rentable; tanto que hasta hace pocos años se producían 60 toneladas de queso por quincena, y en la actualidad apenas se completan 15, artesanales y 100 por ciento de leche.
Explicó que una de las ventajas de la leche de cabra y del queso de Baja California Sur es que tiene un porcentaje muy alto de sólidos suspendidos, lo que además de dar mejor calidad genera mayores rendimientos.
No obstante y con todo que esta reforma abre la posibilidad de reactivar la caprinoculutura, el ganadero vio la necesidad de modernizar al sector, sobre todo en materia de inocuidad, porque aunque hay importantes avances también quedan algunos rezagos.
Ignacio Higuera destacó la importancia de esta reforma y la oportunidad que ofrece a miles de familias que apenas sobreviven de la ganadería de chivas, incluso con una población cada vez menor de rancheros que se ha venido avejentando al grado que el promedio de edad es de entre 50 y 60 años.