La Paz, Baja California Sur. (OEM-informex).- Actualmente en el centro de la ciudad, persisten algunas casas francesas que están hechas de madera con techos de dos aguas, que sin conocer su historia, resaltan muchísimo del resto.
Gamaliel Valle Hamburgo, quien es arquitecto y apasionado historiador, realizó una ardua investigación sobre estas y otras casas más, que se encuentran en el libro “Arquitectura, Ingeniería y Diseño de Interiores en Baja California Sur”, de las cuales encontró que estas casas eran de Santa Rosalía e investigó cómo terminaron en la ciudad de La Paz.
HISTORIA
Augusto Nopper, quien fue director de la Compañía del Boleo durante 20 años, tuvo conocimiento de que habían una casas francesas, ubicadas en Providencia, Soledad y Purgatorio, en Santa Rosalía, que iban a ser demolidas, sin embargo, al enterarse Consuelo Corona de Nopper, su esposa, le comentó en su momento que las enviara a La Paz para que fueran aprovechadas por personas que habían perdido su casa en un huracán reciente.
Augusto decide hacerlo pero debe avisar a Francia sobre dicha acción, sin embargo no recibe respuesta; al poco tiempo enferma y Consuelo debe hacerse cargo de todo, y decide enviar por barco las casas con destino a la ciudad de La Paz con un número de serie cada una.
Eran aproximadamente 25 casas, las cuales en La Paz recibieron mantenimiento y se pintaron de colores muy llamativos con pintura de aceite, a diferencia de las condiciones de descuido total en las que se encontraban en Santa Rosalía, lo cual hizo que a pesar del mantenimiento que le dieron en La Paz, muchas ya no resistieron y han ido desapareciendo, a tal grado que actualmente Valle Hamburgo ha logrado detectar 18 aún en pie, principalmente en el Centro, de las cuales las originales están en el Esterito.
CASAS DE INTERÉS SOCIAL
“Por una mujer muchas personas en La Paz volvieron a tener casa”, menciona Gamaliel, al mismo tiempo que señala que estas casas fueron las primeras de interés social en todo el estado, ya que eran casas diseñadas para los trabajadores, las cuales eran otorgadas por las autoridades para que vivieran, mientras que ellos la iban pagando con su sueldo mensualmente.
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En 1954 cuando se disolvió la Compañía El Boleo, les dieron por finiquito las casas, por lo tanto podían hacer con ellas lo que quisieran, y las llevaban a otros municipios, incluso existen fotografías como la adjunta en donde se puede apreciar como trasladaban estas casas con la ayuda de una grúa que las levantaba y una vez en el aire, las desarmaban y se las llevaban a un lugar y a otro. Este proceso era muy interesante ya que todas las piezas estaban contabilizadas y enumeradas, de tal forma que al llegar a su destino se armaban sin problema.