Conoce la historia del cempasúchil que se cultiva en Mulegé

La flor de cempasúchil, hoy en día, no solo adorna las ofrendas, sino también cuenta una historia del arraigo sudcaliforniano

Alan Flores / El Sudcaliforniano

  · sábado 2 de noviembre de 2024

La tradición de cultivar cempasúchil en estas tierras secas y ventosas ha sido todo un desafío. Foto: Alan Flores / El Sudcaliforniano

La Paz, Baja California Sur. - La flor de cempasúchil, símbolo del Día de Muertos, no es en Baja California Sur solo un producto traído de otros estados del país. En el ejido Benito Juárez, ubicado al norte, a 25 kilómetros de Guerrero Negro, municipio de Mulegé, se cultiva desde hace ya algunos años.

La historia de la cosecha local es una mezcla de tradición familiar, perseverancia y el amor a la tierra, impulsada por generaciones de agricultores que se han enfrentado a condiciones climáticas adversas para llevar la belleza de estas flores hasta las ofrendas de los hogares sudcalifornianos.

¿Cómo comenzó el proyecto familiar?

Idalia López, comerciante de la flor, en entrevista para El Sudcaliforniano explicó cómo su familia comenzó este proyecto hace más de 40 años.

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Todo comenzó con sus abuelos, Luis López Pelagio y Guadalupe González Peña, quienes recibieron tierras en el ejido Benito Juárez.

La tradición de cultivar cempasúchil en estas tierras secas y ventosas ha sido todo un desafío. Foto: Alan Flores / El Sudcaliforniano

Desde entonces, su familia ha trabajado con diferentes cultivos, hasta llegar, hace 12 años, a las flores de cempasúchil.

“El cuidado de las flores es todo un proceso”, comenta Idalia, señalando que Luis y Guadalupe dejaron los predios a sus descendientes, para posteriormente iniciar el cultivo de flores con una clara filosofía: respeto por la tierra y por la naturaleza.

Esta pequeña empresa agrícola se ha ido transformando poco a poco, con la llegada de nuevas generaciones.

Un ingeniero agrónomo de la familia trajo consigo conocimientos nuevos, experimentando con variantes de la flor, desde el color mandarina hasta el naranja y amarillo.

La intención ha sido siempre preservar la calidad: “El tamaño del botón, el olor y la durabilidad son fundamentales para nosotros”, explica Idalia.

La tradición de cultivar cempasúchil en estas tierras secas y ventosas ha sido todo un desafío. La zona es extremadamente árida, y el viento constante complica el cultivo, expresa.

Sin embargo, la familia López ha aprendido a adaptar las podas y a administrar el tiempo para garantizar que las flores lleguen en el mejor momento a los consumidores.

Este año, las ventas se han extendido por toda Baja California Sur, abarcando desde San José del Cabo, municipio de Los Cabos, hasta Bahía Tortugas. en Mulegé.

Durante una transmisión en vivo de la alcaldesa de La Paz, Milena Quiroga Romero, desde el panteón Jardines del Recuerdo el día anterior, apareció Idalia para hablar sobre la historia de su familia y la producción local de cempasúchil.

En dicha intervención, Idalia mencionó el origen sudcaliforniano de las flores y que su tradición familiar ha permitido que la flor del Día de Muertos se distribuya a lo largo y ancho del estado, apoyándose en pequeños vendedores locales que se han sumado a la iniciativa.

Subrayó el esfuerzo colectivo de una comunidad dedicada y trabajadora. Consideran que más allá de quién la cultiva, el verdadero protagonismo debe recaer en la flor y en la tradición que representa.

Para muchas familias en Baja California Sur, el cempasúchil cultivado localmente ha significado algo más que una opción para las ofrendas. Ha representado la posibilidad de conectar con una tradición arraigada en su propia tierra, cultivada por manos locales que, a pesar de las dificultades climáticas, han conseguido devolverle vida a una costumbre que, hasta hace poco, parecía depender del mercado externo.

Idalia invita a los interesados a seguir la página de Facebook “Flores y hortalizas La Carreta”, donde comparten más información sobre la venta de las flores, las cuales están disponibles durante la temporada de Día de Muertos y otras ocasiones especiales.

Esta red social ha sido un canal fundamental para conectar con los compradores y dar a conocer la historia de esfuerzo que hay detrás de cada flor de altar.

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“El respeto a la tierra y el amor con el que cultivamos se refleja en cada flor que entregamos”, concluye Idalia, destacando el valor del trabajo comunitario y la importancia de la sostenibilidad para el futuro de este proyecto.

La flor de cempasúchil, hoy en día, no solo adorna las ofrendas, sino también cuenta una historia del arraigo sudcaliforniano.

De acuerdo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Cempasúchil proviene del náhuatl cempoalli 'veinte' y xóchitl 'flor'.