La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- Hace unas semanas, mientras se realizaba una construcción en la zona de El Conchalito, se tuvo el hallazgo de restos arqueológicos que fueron resguardados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Baja California Sur, este descubrimiento se suma a los estudios llevados a cabo por los últimos 50 años y corroboran que en esta zona coexistieron por tres milenios guaycuras y pericúes.
Esto se demuestra por los restos materiales de sus diferentes actividades funerarias, de pesca y caza, de manufactura de herramientas, molienda, recolección de moluscos y consumo de alimentos.
Desde finales de enero y mayo, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH, inició con el registro y la recuperación de vestigios culturales durante la supervisión de las obras para la construcción de una residencia en el Fraccionamiento Benito Juárez, en La Paz, labor a cargo de los arqueólogos Úrsula Méndez Mejía y Miguel Ángel Cruz González.
Los trabajos arqueológicos estuvieron definidos por siete unidades de excavación de las que se obtuvieron, a distintas profundidades no mayores a 3 metros, materiales líticos de talla y pulido, restos de fauna marina, terrestre y aérea, en su mayoría diversas especies de bivalvos y gasterópodos, varios ejemplares de corales de la familia Poritidae, y cuatro entierros humanos individuales.
Especialistas han detallado que estos últimos se suman a los cerca de 60 enterramientos humanos correspondientes a 25 individuos del sexo masculino, 16 del sexo femenino y el resto indeterminados, recuperados a partir 1981, mediante diferentes excavaciones arqueológicas realizadas en El Conchalito, cuyo polígono de protección es de 862,058 metros cuadrados, y un perímetro de 4,725 metros lineales.
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El sitio arqueológico posee un valor excepcional, ya que se utilizó como campamento habitacional al aire libre a lo largo de dos grandes épocas: la primera entre 2300 y 1200 a.C., y la segunda entre 1200 a.C. y 1700 d.C., con una fuerte presencia de guaycuras y pericúes, que se extinguieron ante la colonización de su antiguo territorio.
Por el momento, los restos óseos humanos reciben tratamientos de limpieza y conservación, a los que seguirá su análisis morfoscópico en el Laboratorio de Osteología del Centro INAH Baja California Sur, a cargo de la antropóloga física Leticia Sánchez García.