La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- Unos 30 pescadores del Barrio El Manglito mantienen viva una tradición y un modo de vida que inició hace 70 años, cuando un grupo de familias se asentó en las cercanías de la playa del mismo nombre, en ese tiempo, un sitio solitario ubicado en las afueras de lo que era La Paz que en esas fechas apenas rebasaba los 15 mil habitantes, y desde donde salían todos los días a pescar para dar sustento a sus familias.
Buena parte de quienes se asentaron en el sitio, eran descendientes directos de indios yaquis que fueron traídos desde Sonora para trabajar en al buceo de perlas, una actividad que tuvo su mayor auge de 1903 hasta 1939.
Siete décadas después, los descendientes de las primeras familias siguen con la misma actividad, utilizando casi las mismas artes de pesca que sus ancestros, como piola, anzuelo y redes, trabajando la más básica de las pesquerías con escamas como cabrilla, lenguado, pargo, robalo, cochito y mantarraya, productos que durante las primeras horas de la mañana filetean y venden a orilla de playa playa y el resto lo entregan en los mercados municipales y a tres acopiadores.
Para amas de casa de las colonias aledañas, comprar filete de pescado fresco en la playa del Manglito es una tradición que sobrevive, sin embargo con el paso del tiempo apenas se mantiene, derivado de la llegada de las grandes cadenas comerciales y los establecimientos especializados en productos del mar que ofrecen además de escamas, otros como camarón, jaiba, caracol, almeja, langosta, ahumados de marlin, escabeches y una gran oferta de pescado fresco entero o en filete.
Aquí, son comunes los apellidos Higuera, Martínez, Medina, Jordán, Flores, y entre cooperativistas y pescadores libres varan en el sitio un promedio de 20 lanchas.
Aunque el promedio de edad es de aproximadamente 50 años, es común por las mañanas en la mesa de fileteo ver a pescadores de edad avanzada trabajando para el sustento diario y conviviendo con las nuevas generaciones, entre las que destacan hijos de los viejos pescadores, algunos de los cuales cursaron carreras universitarias, pero que siguen saliendo a marea para mantener la tradición y completar sus ingresos.
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El Barrio del Manglito es uno de los más antiguos de la ciudad; con el paso del tiempo, la playa que durante años usufructuaron se ha ido reduciendo; por un lado, las instalaciones de la Secretaría de Marina Armada México y por el otro, desarrollos náuticos con marinas y rampas de prestadores de servicios turísticos.
Aun así, visitar la playa del Manglito es convivir con una parte de la historia antigua de la capital que sobrevive y se mantiene casi intacta a pesar del tiempo.
Con todo y eso, en unas semanas más los pescadores dejarán su tejaban de palma y su mesa de madera para emigrar a unos metros arriba sobre la misma playa, y comenzar a utilizar modernas instalaciones de reciente construcción en donde tendrán la posibilidad de mejorar sus ventas con equipos de refrigeración, energía eléctrica y agua potable, con el reto permanente de sobrevivir al vertiginosos desarrollo de la zona que no solo abarca cada día más zona de playa, sino también a la alta plusvalía de los terrenos del barrio.