La Paz, Baja California Sur.- Desde las 4:00 horas Alfonso Jiménez saca todas y cada una de las piezas que conforman el altar a la Santa Muerte, le reza y abre su negocio que se encuentra en las calles Melchor Ocampo entre Revolución de 1910 y Aquiles Serdán, donde vende dulces, bebidas y botanas.
Desde esa hora empiezan a llegar uno a uno los devotos a rezar, a persignarse y a dejar su ofrenda, que puede ir desde una botella de licor, dinero, un cigarro, flores, dulces, etc., pues aprovechan que éste es el único altar público a la Santa Muerte; de esta forma, el altar que empezó con el obsequio de una imagen que recibió Alfonso cada vez empezó a crecer y a crecer por las ofrendas de los devotos.
La imagen la recibió Alfonso hace 5 años en agradecimiento por un préstamo que le hizo a un desconocido, quien la colgó justo donde permanece hasta el día de hoy, y le dijo: “desde ahorita el que se meta contigo se mete con ella, ahí tenía todo el tiempo, yo sé lo que te digo”.
Alfonso considera que el altar ha sido una punta de lanza para que el culto a la Santa Muerte deje de ser un tema tabú, pues cada vez la visita más gente de todas las edades, las personas portan la imagen de la santa tatuada e incluso hay personas que vienen desde lugares muy apartados del estado solamente a venerarla, mencionando que debido a que ya son demasiadas personas devotas está en puerta la construcción de un templo, proyecto que ha recibido comentarios positivos por devotos a nivel internacional que están dispuestos a aportar económicamente y a personas locales que están dispuestas a donar su trabajo, como contadores, albañiles y arquitectos.