Comondú, Baja California Sur.- El Cardo Santo (Cnicus benedictus) es una planta herbácea que llega a alcanzar una altura de aproximadamente 60 cms. en estado silvestre; presenta hojas lobadas con vellosidades espinosas y flores de color amarillo. Su nombre común y científico hace referencia a una “bendición” por sus extraordinarias propiedades y sobre todo por la curación de la viruela y otras enfermedades infecciosas en el pasado, y aunque no es una planta originaria de América se encuentra distribuida prácticamente por toda la península de Baja California y en diferentes ecosistemas.
Entre los componentes químicos encontrados en esta planta destacan los taninos, sales minerales, lactonas, sesquiterpénicas, arctigenina, cnicina, glucósidos del apigenol, kenferol y lutenol, aceites tritepénicos, esteroídicos y heterósidos, entre otros.
Se ha comprobado su poder de cicatrización, antiinflamatorio, antifungicida, antibacterial y diurético. Tiene además una acción colagogo (posee sustancias que facilitan la expulsión de la bilis retenida en la vesícula biliar); es relevante su poder febrífugo (para reducir la fiebre); hipoglucemiante (para reducir los niveles de glucosa en la sangre); es diaforética (aumenta la sudoración para ayudar en la reducción de la fiebre); así como astringente, entre otras propiedades.
Con sus flores, hojas y semillas se prepara un té que resulta muy eficaz en el tratamiento de numerosos padecimientos. Estudios etnobiológicos revelan su importancia en el tratamiento de las infecciones intestinales, úlceras, en el incremento del apetito, el combate de la anemia y para mejorar la digestión, así como en el tratamiento de la diabetes, hipertensión arterial, la hepatitis, artritis, asma, diarrea, problemas del hígado, reumatismo y cólicos.