La Paz, Baja California Sur.- Arnoldo Hirales Arce,”Lobo de Mar del Esterito”, ha dedicado 46 años de su vida a las olas, a las que ha sabido domar desde que no existía el término veda y todo era abundancia.
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En las faldas de la Colina del Sol, en lo que antes era “el arroyo” y que ahora es una calle rodeada de paredes de concreto con graffitis, en el barrio más antiguo de La Paz, El Esterito, vive el líder de la defensa popular del barrio, Arnoldo Hirales Arce, a quien sus hijos cariñosamente apodan el “Lobo de Mar del Esterito”, pero es mejor conocido entre los amigos como “Lolo”.
Su casa se asemeja a un barco: desde la entrada cuelgan objetos alusivos a la playa, redes de pesca, flotadores y un salvavidas anaranjado en una escalera que conduce a un segundo piso que recuerda al puente de un barco. Sin embargo, pocas personas conocen los 46 años de trayectoria en el mar del capitán Hirales Arce, graduado como Patrón de Costas en la Escuela Náutica Mercante de Mazatlán, Sinaloa.
Su abuelo, Hilario Arce Amarillas, fue capitán del buque mercante Araguan, originario de La Paz, pero descendiente de la familia Arce del norte del estado. Desde que Arnoldo era pequeño, lo alentaba a convertirse en capitán. “Las canciones dicen que en el mar la vida es más sabrosa, pero me hubiera gustado que quien la escribió lo hubiera hecho en altamar, durante un huracán, mal tiempo o un toro”, recordaba.
El buque mercante Araguan naufragó el 20 de junio de 1958, debido a una explosión en una de sus calderas frente a la punta de “El Narizón" en Guaymas, Sonora.
Este barco, propiedad de la naviera Von Borstel-Castro, fue construido en la armadora Abaroa en La Paz. Sus capitanes incluyeron a Francisco Johnson, de Guaymas, Sonora; Gumersindo Robinson, de La Paz; Juan Villa Salgado, de Santa Rosalía; e Hilario Arce Amarillas, entre otros.
La familia de Hirales, originaria de Baja California Sur, ha estado relacionada con el mar desde la colonización y evangelización de la península en 1697, cuando llegó por mar el soldado Juan Arce, del cual descienden todos los Arce concentrados en la región norte del estado, principalmente en Loreto, la primera capital de las Californias (según la Guía Familiar de la California 1700-1900, Roberto Castro Hirales).
En 1861, por instrucción del presidente Benito Juárez, se abrieron las rutas marítimas en el puerto de La Paz. En 1923, la naviera Ruffo contaba con barcos como Bonita, Coronado, Unión, Eureka y Nacional Sinaloa. Por su parte, la naviera Von Borstel-Castro operaba los barcos Edna, Rosa, Blanco y Araguan, pequeños barcos que proveían de mercancía y correspondencia hasta la apertura del puerto de Pichilingue y la llegada de los ferris en 1969.
¿CÓMO SE CONVIRTIÓ EN CAPITÁN DE BARCO?
Su madre nunca quiso que se dedicara al mar, pero su padre, Cayetano Hirales Morales, quien trabajaba como maniobrista (responsable de dirigir la colocación de boyas de 8 toneladas, "con peso muerto de 50 toneladas"), le decía: “tú me sacaste a mí, eres buen maniobrista”. Cuando se hizo la tubería de la planta termoeléctrica de la CFE, Cayetano ensamblaba tubos de 36 toneladas para enfriar las bombas.
Un día, un capitán de puerto de apellido Carrillo lo motivó a estudiar, diciéndole: “Te veo más allá; eres muy trucha y aventado. ¿No te gustaría estudiar? Te voy a enviar a la Escuela Náutica de Mazatlán”.
Aceptó la propuesta, ya que mientras estudiaba recibiría su sueldo como trabajador, estudiando por la mañana y trabajando por la tarde. Se graduó como Patrón de Costas, lo que le permitió navegar barcos de hasta 500 toneladas.
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Fue capitán de los buques Antares, Leo y Alkaid, recorriendo varios puertos de México. “Mi vida es el mar”, dice. Actualmente, está jubilado de la Capitanía de Puerto, donde estuvo a cargo del control de la bitácora de entrada y salida de las embarcaciones, así como de la transmisión de boletines meteorológicos. Posteriormente, fue contramaestre en el área de señalamiento marítimo, dando mantenimiento a las balizas y torres de señalización para los barcos.
¿Cómo ha evolucionado la vida en el mar tras casi 50 años?
"Ahora hay escasez de muchas cosas. Nosotros nunca habíamos tenido vedas", recordó Hirales Arce. “En El Conchalito, con un equipo de buzos, extraíamos almeja catarina y callo de hacha; entre 2,000 y 4,000 almejas diarias se enviaban a México, Acapulco y Guadalajara en 1975".
Relata que solía salir de La Paz con un equipo de 14 buzos a San Carlos, Punta Arenas, Bahía Magdalena, Las Barrancas y hasta El Rosario, en ocasiones, para trabajar con erizo y sargazo.