La Paz, Baja California Sur. (OEM-Informex).- Pescadores de la Zona Pacífico Norte interrumpieron la captura de langosta roja derivado del derrumbe en la comercialización de este producto en China, a causa de la emergencia de salud que enfrenta ese país asiático por la epidemia del coronavirus.
Hasta ahora solo dos de las 7 cooperativas ha varado sus lanchas con un volumen de aproximadamente 15 toneladas en estanques, aunque no se descarta que en los próximos días el resto de las organizaciones comiencen a hacer lo mismo, sobre todo las que se ubican en la Zona 1, cuya temporada de captura concluye el próximo 15 de febrero, y que abarca desde Isla Natividad hasta el sur de Puerto Nuevo.
En la Zona 2, que comprende desde Bahía Asunción hasta Punta Abreojos, en donde la captura de langosta concluye el 29 de febrero las cooperativas siguen trabajando, guardando el producto en estanques; en esta zona se estima que la producción pendiente de extraer pudiera llegar a las 100 toneladas.
Hoy, habrá reunión en Ensenada entre los representantes de las organizaciones adheridas a la Federación de Cooperativas Pesqueras de Baja California a las que están integradas todas las de la zona pacífico norte, y –entre otros- el tema a analizar será la propuesta de algunos compradores de langosta que pretenden pagar a 24 dólares el kilo como precio base, contra los más de 50 en que se llegó a cotizar en semanas anteriores.
Más al sur, cooperativistas de la zona de San Juanico y Las Barrancas en donde predomina la langosta azul, el problema es más complicado; desde hace semanas que el producto escasea y por fuera poco el mal tiempo ha impedido trabajar la mayor parte de la temporada.
Pescadores de la región consultados por El Sudcaliforniano dieron a conocer que este año la langosta se retiró de esos litorales emigrando aguas más al norte, ubicándose en latitudes donde antes no se le veía, en costas de Punta Abreojos, La Bocana y Bahía Asunción; aunque las autoridades en la materia no han explicado la causa de esta migración, algunos lugareños la atribuyen a un drástico cambio en la temperatura del agua.