La Paz, B.C.S. (OEM-Informex).- El Manglito es una comunidad dedicada a la pesca que ha pasado por momentos sumamente difíciles debido a la sobreexplotación de las especies en la ensenada de La Paz pero que ha aprendido a trabajar en equipo para la restauración de la ensenada y volver a los tiempos de abundancia de sus antepasados.
De acuerdo con Ramón Antonio Ángel Méndez, socio y gerente general de la Asociación “Organización de Pescadores Rescatando la Ensenada” (OPRE), menciona que llegó un momento en el que toda la riqueza de la ensenada se acabó y se decidieron a hacer algo al respecto, por lo que firmaron un acuerdo para no pescar en la ensenada durante 6 años para que esta descansara y se restaurara, también se constituyeron como asociación y se organizaron para realizar vigilancias de la ensenada para evitar la pesca ilegal, de acuerdo con Hubert Méndez, quien es parte de OPRE también.
En 2017 tuvieron una primera cosecha donde obtuvieron tres toneladas y 100 kilos de callo de hacha, sin embargo hasta la actualidad han logrado obtener 9 toneladas en total de callo de hacha en tres cosechas, y en recientes fechas han empezado a comerciar también el hijar, la concha y los olanes de callo de hacha, de los cuales ya han vendido 400 y 80 kilos de hijar y olán respectivamente, siendo que anteriormente se estaban desperdiciando o se consumía entre la misma comunidad.
LA BATALLA CON EL TUNICADO
El tunicado se ha convertido en el principal enemigo de la cosecha de callo de hacha, pues por cosecha llegan a sacar 177 toneladas de esta especie y existen pérdidas de hasta dos millones de callos por su causa, debido a esto, los pescadores destinan 5 horas diarias a limpiar los callos que se encuentran en la ensenada para que no mueran abrazados por el tunicado.
Debido al tunicado y a la pesca ilegal, los pescadores cada vez enfrentan más sacrificios y trabajo a la hora de realizar la cosecha ya que invierten más horas y dinero en poder cuidar ese producto que es el único sustento de sus familias. Sin embargo, actualmente Ramón Ángel, menciona que se debe tener un control sobre el tunicado, “yo creo que nunca se va a acabar porque es una plaga”, por lo cual se encuentran evaluando formas de utilizar el tunicado a su favor como abono para las plantas y como medicamento en el tratamiento contra el cáncer, al mismo tiempo que piensan en ofrecer actividades turísticas y hacer acuacultura con el ostión en la zona como una alternativa para contrarrestar sus efectos.