La Paz, Baja California Sur.- En el estado de Baja California Sur hay dos sinagogas, uno es el Centro Judío de Cabo San Lucas, mientras que en La Paz contamos con el templo Beth Yona, ubicado en la esquina de las calles José María Morelos y Héroes de Independencia, donde desde 2013 cuentan con una infraestructura, en donde llevan a cabo sus reuniones, sin embargo, la historia y sinergia generada por la comunidad judía se remontan a 40 años en la ciudad.
De acuerdo con el rabino Yosef Gutiérrez, en la ciudad de La Paz hay una población que practica la religión judía de 300 personas, sin embargo, no todas están afiliadas a una iglesia, pero en lo que respecta al templo Beth Yona, hay entre 65 y 85 miembros que asisten con regularidad, mismos de los cuales 45 ó 50 residen en la ciudad de manera permanente, y el resto corresponden a personas que viven en la región sólo en temporada de invierno, mientras que el verano se van de la ciudad, ya que por lo regular son turistas extranjeros o nacionales.
Dentro de los miembros locales, hay paceños nativos que practican el judaísmo, que se incorporaron a esta comunidad, y que asisten a las actividades semanales o únicamente a las actividades realizadas de acuerdo a las festividades de la comunidad, entre las que destacan el Día del arrepentimiento; la Celebración de la liberación de Egipto o también conocida como Pascua, las cuales varían dependiendo del calendario judío.
ORÍGENES
El rabino Yosef Gutiérrez menciona que la comunidad judía de La Paz está integrada de manera muy diversa, y entre ella están personas originarias de Estados Unidos, Túnez, Inglaterra, Suiza, Israel, y también de hispanos de Colombia y Argentina, que llegaron a la ciudad con fines educativos, atraídos por la oferta de la biología marina, o por viaje de placer y laborales, y vieron en La Paz un lugar donde vivir, de tal forma que actualmente se encuentran integrados a la sociedad sudcaliforniana, desempeñando trabajos de carpinteros, albañiles, médicos, maestros, psicólogos, capitanes, están en bienes raíces, “hay de todo, estamos en una ciudad con necesidades de muchos tipos, y cada persona se emplea en lo que le funcione”, añade.