Mulegé, Baja California Sur.- Este próximo 7 de Julio, se conmemora un aniversario más de la fundación de este pueblo de origen minero, por tal motivo le estaremos presentando con mucho respeto a su gente algunos artículos de su historia, apoyándonos en todo del material que nos regaló el reconocido escritor e historiador mulegino José Andrés Cota Sandoval, a quien recordamos con profundo cariño como un amplio conocedor del tema.
El 7 de julio del 1885, el gobierno del México y los señores Carlos Eisenmann y Manuel Tinoco, firmaron el contrato que dio origen a la colonia minera Santa Águeda, garantizándole a la Casa Rothschild y al Banco Mirabean la adquisición de 20,627 hectáreas en la municipalidad de Mulegé que sería explotados por la compañía el Boleo, que se había construido en París días antes, un 16 de mayo.
Según los escritos en mi poder, Dice en el párrafo de la fracción III del artículo 5 del contrato de concesión para fundar una colonia minera en el mineral de Santa Águeda, Municipalidad de Mulegé suscrito por el gobierno y empresa, indica que se entiende por familia establecida la que según su contrato particular con la compañía este en posesión de un lote mínimo de dos mil quinientos metros cuadrados, con su habitación construida, este hecho se acredita con la certificación de la autoridad local.
En los documentos históricos señala que la empresa Boleo, adquiría la concesión de abrir un puerto para el comercio de altura y cabotaje que facilitara la introducción de maquinaria, materiales y todo lo necesario para la explotación de los mantos cupríferos de la zona y la rápida exportación del metal.
El pueblo que no quiso morir nace como consecuencia de la expansión económica de un imperialismo industrial, que creó una demanda de mercados más amplios, y de nuevas salidas para inversión con la utilización de diferentes materias primas como el cobre; su imagen de ciudad con todo su contenido urbano como son: edificaciones, calles, plazas y parques y sobre todo su población y su vida cotidiana, construyeron un factor característico que determinaron su carácter.
En el libro El urbanismo y el patrimonio arquitectónico de Santa Rosalía, de Andrés Cota Sandoval, se halla plasmada la valiosa información
Esta imagen corresponde a una zona histórica que constituye a un pueblo, cuyas edificaciones conforman un patrimonio de gran relevancia arquitectónica, convirtiéndose su aspecto urbano en un atractivo visual de características propias; este valor patrimonial radica en sus edificios, sus espacios, sus tradiciones y otras manifestaciones culturales que provocan su imagen particular con un sello distinto y atractivo.
Santa Rosalía cuenta con un patrimonio edificado de un importante valor formal, cuya imagen urbana ofrece un atractivo fundamental, enriquecido por un regionalismo que ameniza las actividades de una población, preocupada por construir un futuro propio, como antaño tuvo.