La Paz, Baja California Sur (OEM - Informex).- Luego de dos años de crisis ocasionada por la una de las sequías más severas de todos los tiempos y por el desplome del turismo que llega a ver las pinturas rupestres, ocasionado por la pandemia de Covid-19, la economía de los caprinocultores de San Francisco de la Sierra –al norte del municipio de Mulegé- comienza a registrar una mejoría por la venta de chivos, actividad que históricamente repunta durante el mes de diciembre.
No ha sucedido lo mismo con la llegada de turistas que en años anteriores a la crisis sanitaria se incrementaba durante el fin de año, aunque hay entre los pobladores locales esperanza de que la situación se componga cuando inicie la temporada de avistamiento de ballena gris en las cercanas Lagunas San Ignacio y Ojo de Liebre, algo que se espera para la primera semana de enero.
Entre tanto, los compradores de caprinos siguen llegando a la sierra, pagando a 26 pesos el kilo en pie, contra los 22 que pagaban en el mes de noviembre, la mayoría de los embarques, con destino a la ciudad de Tijuana.
Rancheros consultados por El Sudcaliforniano, informaron que los rebaños se encuentran en franca recuperación, sin embargo la normalización de las pariciones se habrá de registrar hasta febrero, y de ahí en adelante, una gran disponibilidad de leche para la elaboración de quesos, producto que representa una de las principales fuentes de ingresos de las comunidades serranas.
Las abundantes lluvias del pasado verano y el clima templado de la época invernal también han favorecido a la ganadería; Los agostaderos tienen una gran cantidad de pastizales y de arbustos que son el alimento de las cabras, y la ausencia de heladas favorece la sanidad de los rebaños, debido a que no hay enfermedades respiratorias entre los animales.
De acuerdo a los registros de los lugareños, en años anteriores durante estas fechas ya se habían presentado al menos tres heladas.
San Francisco de la Sierra se ubica al norte del municipio de Mulegé en la Reserva de la Biosfera de Vizcaíno, en un sitio protegido por el INAH debido a la existencia de antiquísimas pinturas rupestres, vestigios arqueológicos que en 193 fueron declarados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
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En esta región de gran valor histórico y diversidad biológica, viven poco más de 300 habitantes, en los ranchos Guadalupe, La Cueva, Santana, San Gregorio, San Gregorito, La Tinaja, San Pedro, Los Crestones, El Corralito, San Esteban, Las Calabazas, San Antonio y San Francisco.