Sufren carencias familias enteras en La Paz

Difícil cultivar el espíritu navideño cuando hace falta lo más básico

Katz Cubero | El Sudcaliforniano

  · domingo 22 de noviembre de 2020

La pandemia ha hecho que la pobreza sea aún más desigual, a los pobres más pobres. Foto: José l. Villafuerte | El Sudcaliforniano

La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- En la colonia de El Centenario, el Panteón, Valles del Mezquite, Olas Altas, Progreso, el Mezquitito, la Ladrillera, La Pasión, y otras colonias menos afortunadas, donde la pobreza se nota en los hogares hechos de cartón, con algunas laminas encima o maderas, o algunos materiales encontrados en la calle, con una que otra tabla, o lo que encuentren, se construyen los sueños de toda la familia.

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A unas cuantas semanas de que inicien las fiestas navideñas, podemos darnos cuenta de que, para algunos, los menos afortunados la navidad puede ser triste.Un día más donde no existe un espíritu navideño o al menos es uno sin sorpresas: Sin juguetes, sin un gran festín lleno de abundancia, grandes comidas y un derroche de dinero desperdiciado entre los foquitos de colores, el arbolito de navidad, un montón de juguetes, mucha comida, botana, bebidas y obsequios.

Problemas de marginación social, de falta de recursos económicos y muchas deficiencias se suscitan diariamente problemas desencadenados con estos males sociales, donde muchos de los jóvenes caen en problemas de pandillas, delincuencia, drogadicción o adicciones ante un escenario muy poco esperanzador.

Una pequeña casita hecha con lo que haya, donde en ocasiones un pequeño incendio acaba con el pequeño hogar y hasta con la vida de los mas desafortunados ante el incidente. Un espacio pequeño con muchos miembros de la familia: pequeños, jovencitos, muchos adultos, mucha familia viviendo en un mismo techo que apenas aguanta una pequeña lluvia.

Los sueños de esos pequeños pueden ser opacados ante tanta marginación, ante la falta de oportunidades:Las malas amistades, las familias toxicas, abusos, regaños, maltratos, agresiones, violencia y una desgarradora vida con muchas cicatrices en el alma, en el cuerpo y en la mente.

Solo los más afortunados quizá consigan una pequeña comida con toda la familia, quizá algún juguete que ilumine esos pequeños ojitos que buscan a Santa Claus, o los Reyes Magos. Da tristeza saber que mientras nuestra navidad se vuelve algo irremediablemente comercial, donde las marcas, los grandes derroches, donde es una obligación tener que gastar, en vez de sentirnos bendecidos por lo poco o mucho que tenemos, otros no sean igual de afortunados.

La pobreza y la navidad parecieran no tener nada en común, unos pequeños niños con el estómago vacío, donde difícilmente dos kilos de tortillas y una taza de café hacen la diferencia entre tener hambre y no tener nada. Donde difícilmente estos pequeños tengan una pequeña luz en sus vidas donde la miseria es toda una pesadilla de diario.

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La pobreza sigue existiendo y la pandemia ha hecho que esta sea aún peor, más amarga, mas oscura, con más hambre, con mas odio hacia una sociedad desigual, donde algunos tienen una mansión y muchas propiedades, pero otros no tienen ni un techo digno donde pasar la noche, ni un pan en sus hogares.