La Paz, Baja California Sur.- Hace unos años las tiendas de abarrotes o mini súpers, como se hacían llamar, eran una imagen común en las colonias, y realizar compras en ellas era una actividad recurrente, sin embargo conforme llegaron las cadenas comerciales éstas fueron cada vez menos indispensables para las compras de las familias sudcalifornianas.
Los hábitos empezaron a cambiar, relegándolas a casos de emergencia en los que sólo por motivos de fuerza mayor las personas acuden a ellas a comprar, pues la mayor parte de los alimentos e insumos para el hogar poco a poco han empezado a ser adquiridos en las grandes tiendas comerciales.
Con este cambio de hábito también la imagen de estas tiendas emprendió un cambio en el que el deterioro, el descuido e incluso el abandono han sido las constantes, de tal forma que la pintura de estas tiendas luce sumamente descuidada, rayada y carcomida por el sol y por el tiempo, y su interior igualmente descuidado y con un surtido modesto de productos.
EMBLEMA SUDCALIFORNIANO
Las tiendas que mayor antigüedad tienen por lo regular se encuentran alojadas en bellas casonas que presentan rasgos de la arquitectura tradicional, por lo cual se convierten en parte esencial para entender la cultura y la misma sociedad sudcaliforniana por la importancia que jugaron en la cotidianidad de los paceños en los tiempos de su auge, pero también por los personajes en los que se convirtieron aquellos que las atendían, puesto que quien despachaba estas tiendas también se convertía en una figura importante para la colonia pues era la persona por lo regular era más conocida en ella debido a su contacto con la gente.
COMPITEN
Muchas de estas tiendas actualmente son atendidas por hijos e incluso nietos de quienes fueron los iniciadores de los negocios, mientras que en algunos otros casos estos negocios fueron traspasados o rentados por otras personas que continúan con el legado y dan la batalla contra las grandes empresas compitiendo con calidad en el servicio, un trato cálido y personalizado, créditos a familias y un surtido local, lo cual les genera un fruto para resistir pero que lleva tiempo de no ser redituable.