Nadie controla las cruces en carretera

La SICT no regula, ni fija costos para la instalación de nichos y estructuras en las vialidades

Pablo Diestro / El Sudcaliforniano

  · lunes 14 de octubre de 2024

Las cruces en carreteras son un recordatorio de pérdidas y una cuestión de seguridad vial. Fotos: Pablo Diestro / El Sudcaliforniano.

La Paz, Baja California Sur.- A lo largo de la carretera transpeninsular, nichos, cruces y animitas anuncian, sin querer, puntos de muerte de automovilistas. Estos monumentos, que suman más de 30 en el tramo La Paz-Cabo San Lucas, pasando por el Pueblo Mágico de Todos Santos, son colocados por los familiares de forma ilegal, sin permiso ni supervisión por parte de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) en Baja California Sur.

Aunque la SICT reconoce el valor emocional de estos símbolos, la colocación de estos objetos en áreas tan cercanas a la carretera, no solo representa un riesgo de colisión, sino que también plantea un problema legal, reconoce Manuel de Jesús Anaya Sauceda, jefe de la Unidad General de Servicios Técnicos de la SICT en Baja California Sur.

“Todo lo que sea instalado dentro de nuestro derecho de vía lleva un proceso de trámite para uso y aprovechamiento. Pero regularmente, cuando se colocan estos nichos o cruces, no nos enteramos en el momento. Nos damos cuenta después, ya cuando las estructuras están instaladas y, en ocasiones, cuando empiezan a representar un riesgo para los conductores”, dijo Anaya Sauceda.

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Actualmente, en la página web de la dependencia federal no existe un tabulador de costos ni un esquema formal que regule el derecho de vía para este tipo de instalaciones; empero, lo que sí se cobra, en el derecho de vía, es la colocación de tendido eléctrico, fibra óptica, entre otros.

Foto: Cortesía /

A su vez, el funcionario federal admitió que dichas instalaciones pueden resultar peligrosas para los automovilistas, al explicar que estos objetos pueden convertirse también en obstáculos mortales para los vehículos que pierden el control y se salen del camino.

“Viene siendo un tema de oportunidad para un seguimiento adecuado a través del permiso, pero no se tiene un esquema como tal para realizar la instalación a partir del pago de un derecho”.

A diferencia de las instalaciones de infraestructura como fibra óptica o electricidad, que sí tienen un costo regulado, los nichos y cruces quedan en una especie de vacío legal.

La SICT no tiene un costo como tal”, comentó, y sugirió que los familiares deberían acercarse a la Secretaría para informarse sobre las áreas adecuadas para colocar estos recordatorios sin que se conviertan en un peligro.

Desinstalación por riesgo

La mayoría de estos memoriales se colocan sin autorización oficial y, por tanto, fuera de la regulación correspondiente. Independientemente de esto Anaya Sauceda expuso que no se realizan trámites de desinstalación a no ser que sean considerados como un riesgo que pudiera ocasionar un accidente mayor.

“Regularmente, cuando se colocan estos nichos o cruces no nos enteramos en el momento. Nos damos cuenta después, ya cuando las estructuras están instaladas, cuando empiezan a representar un riesgo para los conductores”.

¿Tradición o Peligro?

La colocación de cruces en las carreteras es una práctica profundamente enraizada en la cultura mexicana, donde honrar la memoria de un ser querido que falleció trágicamente en un accidente es para muchos una manera de mantener vivo su recuerdo.

“Entiendo que es un acto simbólico, que las familias buscan un lugar donde honrar a sus seres queridos”, menciona Rosa María González, residente de La Paz y usuaria frecuente de la carretera Transpeninsular.

“Pero a veces esas cruces están tan cerca de la carretera que me preocupa que puedan ser un riesgo para los conductores. Yo paso por algunos de esos sitios y me pregunto: ‘¿Qué pasa si alguien pierde el control del vehículo y choca con una de esas estructuras?’”, agregó Rosa María.

El principal problema con estos monumentos no es solo la falta de permisos, sino el riesgo potencial que representan. El funcionario federal advierte que, en caso de que un vehículo se salga del camino y choque con una cruz o un nicho, el impacto podría agravar el accidente.

“Puede que la estructura sea la causante de que un auto vuelque, y eso aumentaría la letalidad del incidente. Por eso siempre pedimos que las estructuras sean colocadas lo más lejos posible de la cinta asfáltica”.

A pesar de esto, hasta el momento, no se ha registrado ningún percance directamente relacionado con el impacto de un automóvil o camión contra una cruz o un nicho en Baja California Sur.

Un procedimiento inexistente

El proceso para regular la instalación de cruces y nichos en las carreteras, aunque previsto por la ley, rara vez se lleva a cabo. De acuerdo con Anaya Sauceda, la colocación de estos monumentos debería seguir un trámite formal que incluye la obtención de un permiso y el pago de una cuota anual por el uso del derecho de vía; empero, esto no se aplica en la práctica, ya que las autoridades suelen desconocer cuándo y dónde son colocadas.

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“El tema es que no hay un seguimiento claro. Es muy difícil rastrear a las personas que colocan estas cruces. En la mayoría de los casos, simplemente las vemos ahí después de que se ha producido un accidente, pero no tenemos una investigación formal para sancionar o exigir el pago por el uso del espacio. Solo intervenimos cuando la estructura es demasiado grande o está demasiado cerca de la carretera”.

Mario Salinas, conductor de camiones de carga, compartió una visión más crítica sobre estos recordatorios familiares que se colocan a orillas de la cinta asfáltica.

Entiendo que las familias quieran honrar a sus seres queridos, pero a veces se pasan con el tamaño de los nichos. He visto algunos que son muy grandes y están tan cerca de la carretera que me da miedo que alguien pueda tener un accidente por eso. Creo que debería haber más control”.

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En algunos casos, expone Manuel Anaya, las estructuras llegan a ser retiradas por su personal cuando son excesivamente grandes, de dos o tres metros de altura, aunque en la mayoría de las ocasiones simplemente se pide a los familiares que las reubiquen para que estén más alejadas de la carretera.