La Paz, Baja California Sur.- Es tan cotidiano ver un sinnúmero de negocios de comida que ofrecen sus productos en la vía pública, mismos que cuentan o no con los permisos correspondientes por parte de Inspección Fiscal del Ayuntamiento de La Paz y que operan sobre las banquetas obstruyendo el tránsito peatonal.
En la mayoría de las ocasiones estos negocios ocupan todo el ancho de la banqueta, obligando a los peatones que transitan por ahí a pasar por en medio de su “establecimiento”, o lo que puede ser más peligroso, a bajarse de la banqueta y a caminar por la calle.
REGLAMENTOS
De acuerdo con el reglamento de imagen urbana del municipio de La Paz las banquetas de la ciudad deben tener una superficie continua, refiriéndose a los desniveles en accesos y cocheras, sin embargo la continuidad de las banquetas también se ve interrumpida por dinámicas e infraestructura comercial.
En el capítulo XIII del citado reglamento se habla de las prohibiciones a los habitantes de la ciudad y explicita que está prohibido “que los propietarios de vehículos inservibles o en calidad de chatarra los mantengan en la vía pública” y “que los comerciantes obstruyan la vía pública, ya sea con los bienes que expendan o con los implementos que utilicen para realizar sus actividades comerciales”, sin embargo los esfuerzos municipales apenas han alcanzado para hacer la campaña de “Deschatarrización”, en la cual reubican o remueven automóviles chatarra de la vía pública.
En cuanto a los comercios fijos y semifijos establecidos sobre las banquetas menciona Cristina Ortuño, quien es coordinadora general en el colectivo Pies, Cabeza y Corazón, que así como se está liberando de chatarra el espacio público también debería de hacerse con este otro problema, “independientemente de quienes dieron los permisos, esos permisos son incorrectos porque hay una proliferación de puestos sobre la banqueta y la ciudadanía y las autoridades debemos entender que la banqueta es espacio público y son para caminar por ellas, no para poner el negocio”.
Cristina Ortuño, desde su colectivo que se especializa en movilidad e inclusión, señala que el problema de la invasión de banquetas termina en accidentes como atropellamientos en los cuales el peatón es criminalizado por transitar por la calle, “y no vamos a decir nada hasta que alguien salga lastimado como ha ocurrido y se culpabiliza al peatón, ¿por qué camina por el arroyo vehicular? Porque no hay banquetas, y las que hay están invadidas”.