Comondú, Baja California Sur.- Al regresar de sus vacaciones y llegar al aeropuerto internacional de San José del Cabo, en el vuelo 248 de la empresa Volaris del día jueves 25 de abril, la familia Cocío Sánchez paso un mal rato y así lo expresó, el primer detalle fue al bajar al joven Héctor Damián Cocío quien presenta una paraplejia, lo que le impide caminar por lo que utiliza una silla de ruedas, fue que la silla pasillera no contaba con los cinturones de seguridad adecuados, sólo uno que cruzaba el pecho pero las piernas no se sujetan por lo que se pone en riesgo a quien la utiliza.
No encontraban la silla de ruedas
Al documentar el equipaje y la silla de ruedas en el aeropuerto internacional de Guanajuato el padre del Héctor les hizo la recomendación al personal de la aerolínea que tuvieran cuidado y precaución con dicha silla, ya que en el vuelo de ida al recogerla le hacía falta el respaldo lo que derivó en la búsqueda hasta que la encontraron; sin embargo, al llegar a San José del Cabo, y pasado el primer disgusto de la silla pasillera. Damián Cocío esperaba la silla de ruedas de su hijo y expresaba su molestia por la falta equipo para personas con discapacidad, los trabajadores de Volaris le decían que tomarían en cuenta sus opiniones para futuros casos, en eso llega otra persona a solicitarles que pasaran a la sala de espera ya que todos los que viajaron en ese vuelo ya habían descendido y nuevas personas lo iban a abordar.
Sorprendidos padre e hijo expresaron casi al mismo tiempo que "faltaba la silla de ruedas, que todavía no se les entregaba y que era lo que estaban esperando". La responsable de la empresa respondió que ella no sabía qué era lo que había pasado pero que el avión ya se había desocupado y que no podía hacer nada, con gran indignación e impotencia el padre de Héctor solicitó ver a una persona de mayor autoridad mientras se trasladaban a la sala de espera.
Aún no llegaba dicha persona cuando miembros de la familia Cocío se percataron que una persona, al parecer de nacionalidad extranjera, acompañada de un joven se disponía a salir utilizando la silla de ruedas de Héctor Damián, por lo que se les dio alcance y se les solicitó de manera respetuosa que desocuparan esa silla ya que era propiedad de Héctor.
Es importante señalar que la silla de ruedas llevaba colgado en la parte trasera y de manera muy visible el boleto o ticket que la empresa utiliza al documentar un equipaje ya sea maleta o en este caso una silla de ruedas.
Yo hago un llamado a los dueños o a los responsables de la empresa Volaris a que se conduzcan con la seriedad y el profesionalismo, a que capaciten de manera correcta a sus trabajadores, que mejoren sus condiciones ya que el personal que me auxilió en el aeropuerto de Guanajuato me solicitó una aportación económica para ayudarme a subir a mi hijo al avión argumentando que la empresa no les pagaba y que ellos sólo se sostenían con los apoyos de quienes ocupaban sus servicios (subir al avión a una persona con discapacidad).