La Paz, Baja California Sur. (OEM-Informex).- Para la mayoría de los pequeños y medianos productores agrícolas que se dedican a las hortalizas, sembrar en estos tiempos se ha convertido en una actividad de alto riesgo, ante la posibilidad cada vez mayor de un fracaso en la comercialización, el indiscriminado aumento en insumos básicos como el fertilizante, la falta de créditos y lo caro de los intereses, y los efectos de dos años de pandemia que puso a la mayor parte de los agricultores al borde de la quiebra, la mayoría, con pasivos de restructuraciones bancarias o pérdidas que tuvieron que enfrentar con recursos propios o de sus familiares.
La inflación juega también en contra de los pequeños productores; según datos oficiales del INEGI, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) no subyacente en productos agropecuarios, pasó de 3.63 a 15.25 del 2021 al 2022, contra la media nacional que fue de 7.72; esto implica que los precios de los productos del campo incrementaron su precio, pero no necesariamente en beneficio del productor.
DISMINUYE SUPERFICIE
Y aunque la descapitalización del campo data de más de 20 años, en los últimos años la crisis se ha recrudecido; tan solo en el municipio de La Paz, de 10 mil hectáreas de hortalizas que se sembraban hace 20 años, en la actualidad apenas llega a 4 mil, al menos la mitad es propiedad de grandes agroempresas que utilizan malla sombra y el resto de productores de menos de 5 hectáreas.
Otras actividades como la ganadería de leche, en su mayoría negocios familiares que apenas pagaban el salario de una familia, también sido afectada; Luego de 50 años de actividad, uno los ejidos ganaderos más exitosos del Valle de Santo Domingo decidió hace apenas unos meses vender casi todos los animales, debido a que la actividad dejó de ser rentable y terminaron agobiados por las deudas, incluidas las del pago de impuestos.
CAEN ORGANIZACIONES
Las organizaciones de productores prácticamente han desaparecido; las Uniones de Ejidos, Uniones de Productores, Asociaciones Agrícolas y Asociaciones Rurales de Interés Colectivo que en el pasado aglutinaban a cientos de productores y les apoyaban en la gestión de créditos, programas y acceso a mercados también cayeron o sobreviven casi con el puro membrete, algunas por problemas internos y otras más a causa de las políticas de retiro de apoyos al campo iniciado en la época del presidente Carlos Salinas y que subsiste hasta esta fecha.
Esta situación ha incrementado la renta de parcelas a grandes productores, y en los casos más extremos la venta de la tierra y los derechos de agua; tan solo en el Valle de Los Planes, la venta del líquido pasó de 35 mil hasta90 mil pesos el millar, un precio que dejó a los pequeños productores o ganaderos de la región sin la posibilidad de hacerse de algún volumen para siembra o incluso para darle de beber a su ganado.
PIERDEN DOTACIONES DE AGUA
Por si esto fuera poco, algunos ganaderos perdieron su dotación debido a que se les venció su vigencia, y aunque se presentaron en la CONAGUA para hacer el trámite de regularización, no fue posible debido a las trabas burocráticas y a que no hay personal suficiente en esa representación federal; se trata de pequeños volúmenes la mayoría de solo 3 millares, contra los más de 150 que tiene un pozo agrícola.
Con todo y lo anterior, buena parte de los productores van a seguir sembrando porque es esta su forma de vida, y porque para ellos y sus familias no existen otras opciones: algunos, incursionado en nuevos cultivos con pequeñas superficies de flores, hierbas aromáticas, ajos, maíz elotero o jícamas, cultivos que no requieren grandes inversiones como sucede con chiles, tomates y cebollas.
Para los que siguen con la siembra de hortalizas el reto es mayor; La Presidenta de la Junta Local de Sanidad Vegetal del municipio de La Paz María Helena González señaló que entre los retos de la nueva realidad destaca la necesidad de impulsar la organización de productores en figuras asociativas, sustituir algunos de los fertilizantes que ahora se han encarecido en más de un 100 por ciento, y que los agricultores sean más disciplinados en la aplicación de nutrientes a la tierra a fin de disminuir gastos.
DOS AÑOS DE PÉRDIDAS
María Helena González recordó que los productores vienen saliendo de la crisis que generó el desplome de alimentos del campo que provocó la pandemia, y aunque algunos lograron ventas favorables en esta cosecha, la mayoría venían arrastrando pérdidas de dos años.
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Celebró que en las últimas semanas el precio de hortalizas como el chile alcanzó precios de hasta 20 pesos el kilo a pie de parcela, pero aclaró que el cualquier momento se puede desplomar.
Explicó que desde abril inició la cosecha de chiles, cebollas y tomates, y concluirá a más tardar el 20 de junio; señaló que aun y cuando el alza en los fertilizantes inició desde el invierno del 2021, la guerra entre Rusia y Ucrania provocó una nueva alza en estos insumos, debido a que gran parte de los insumos de estos productos proceden de aquella región.