A pesar de que las playas son recurridas durante todo el año es en estas fechas cuando se llenan más allá de su capacidad total.
Las temperaturas en la ciudad empiezan a subir y con ellas los residentes y turistas se ven atraídos de manera hipnótica hacia las playas que rodean la bahía para sumergirse y aligerar las incomodidades de las altas temperaturas, por lo regular acompañados de bebidas refrescantes y alguna comida a base de mariscos, con la familia o con amigos.
En estas fechas la mayoría de los residentes buscan cualquier oportunidad para escaparse a su playa más cercana y poderse relajar de la rutina aunque sea por un día, y también los turistas se escapan del infernal calor al que no están acostumbrados en sus lugares de origen.
Cada que llega la temporada de playa, que termina hasta octubre, cuando ya no es tan deseable estar en el agua fría, se reactiva muy fuertemente toda una economía local, que incluye desde la vestimenta, la botana, la bebida, la gasolina y hasta en el mismo lugar al consumir a los vendedores de la playa o rentar palapas, sillas, kayak, etc.
En los días posteriores a éste irá incrementando la cantidad de personas en las playas, hasta llegar a su clímax de su capacidad total, y lo superarán por completo como cada año y como es el caso de las más recurrentes como Balandra, Tecolote, Coromuel y El Saltito, las cuales apenas se dan abasto para las personas que las prefieren.