Mulegé, Baja California Sur.- “Bonito puerto, mi Santa Rosalía, donde el placer es fuente de alegría. Navegan barcos llevándose la esencia y las escorias el mar vuelve a la orilla”.
Esta es una de las estrofas de la canción de Chuy Vegas, la cual lleva por título “Playas Negras”, haciendo alusión al pueblo de Santa Rosalía, ciudad que nació como misión en el año 1705, fundada por el jesuita Juan María Basaldúa, en medio de un oasis frente al Mar de Cortés.
Su arquitectura francesa se debe a la instalación de la compañía “El Boleo” en el año de 1885 por los franceses, quienes asombrados por la abundancia del cobre en la región obtuvieron una concesión del presidente de aquel entonces, Porfirio Díaz, para extraer este material. Calles, edificios, viviendas y monumentos nos transportan a Francia, ya que aunque las actividades mineras realizadas por los habitantes de antaño cesaron al terminarse dicho mineral se hizo un esfuerzo por conservar la ciudad como si el tiempo no hubiera pasado.
ARQUITECTURA
A cambio de dicha concesión, la compañía francesa edificó lo que es ahora la ciudad de Santa Rosalía. Actualmente conserva sus edificios originales, como el Museo Histórico de Santa Rosalía, el Palacio y Archivo Municipal, el Hotel Francés, la Biblioteca Mahatma Gandhi y la Iglesia de Santa Bárbara.
Sin duda, esta última la construcción con mayor popularidad y prestigio, aunado a que es la primera iglesia prefabricada que se instaló en México. Fue traída desde Bruselas a finales del siglo XIX por el entonces director de la compañía minera El Boleo. Además, fue diseñada por Gustave Eiffel en 1884 y se exhibió en la exposición mundial de París en 1889. Instalada en Santa Rosalía en 1897 y edificada totalmente con hierro, en su altar se destacan algunos vitrales de gran valor artístico. Los ornamentos, los candelabros y el retablo gótico del altar fueron importados desde Europa.
En lo que fueran las antiguas oficinas administrativas de la compañía minera El Boleo se exhibe ahora una importante colección de piezas, herramientas y objetos que avalan el próspero pasado minero de la región. En su arquitectura francesa, característica de la época, destaca su fachada, donde se aprecian corredores exteriores con barandales y listones de madera.
Las estrechas calles son acompañadas de negocios y casas que gozan del mismo estilo colonial que nos transporta a Francia. Las reducidas vías alegran la vista y la refrescan con las construcciones que en muchos casos han sido reestructuradas, rodeadas de árboles que acompañan las aceras.
Santa Rosalía resulta una de las joyas de BCS, un lugar único donde se conjugan las tradiciones y costumbres, un lugar envuelto de mística religiosa y un delicado toque francés que cubre cada uno de sus rincones.
