La Paz, B.C.S. (OEM-Informex).- Entre los donadores altruistas de sangre destacan seminaristas, estudiantes universitarios y militares de la SEMAR y el Ejército, quienes acuden a los bancos hasta tres veces al año.
Tan solo en el ISSSTE, cada mes se utilizan entre 200 y 250 litros de este fluido, con una capacidad de recibir hasta 30 donadores al día; Y es que en algunas cirugías se puede requerir de hasta 20 paquetes de sangre de 450 mililitros cada uno, en otras basta con dos o tres, dependiendo de la complejidad de la cirugía.
Para garantizar que la sangre esté libre de cualquier tipo de bacterias, hongos, virus o enfermedades, los bancos aplican una norma oficial mexicana, con un procedimiento referenciado a su vez en normas internacionales que aunque han vuelto más complicado y más tardado el proceso de donación, garantiza que el fluido sea completamente seguro, según señaló el titular del banco de sangre del ISSSTE en Baja California Sur, Félix Vázquez.
Estas medidas de seguridad han evolucionado con el paso de los años, aunque fue después de 1986 con la aparición del virus del SIDA que se aplicaron métodos más estrictos, tanto para descartar la presencia del VIH como de otros males como tuberculosis, brucelosis, hepatitis A, B y C, sífilis, chaga, y otras de trasmisión sexual, además de que hipertensos, diabéticos, personas con más de 4 parejas sexuales al año, con tatuajes recientes, con caries de tercer grado, y quienes consumen droga, tampoco pueden donar,
A un donador se les puede extraer solo 450 mililitros, lo que equivale a menos del 5 por ciento de su peso, aunque para que sea viable deberá de pasar por exámenes de biometría hemática, en donde se le medirán glóbulos blancos, hemoglobina y plaquetas.
Donar sangre es un acto de altruismo; está prohibido comprarla, aunque el que la recibe está en su derecho de corresponder al donante; la mayor parte de los donantes lo hacen por filantropía, por el gusto de ayudar a salvar una vida.
Las medidas de seguridad que aplican los bancos de sangre han evitado la propagación de enfermedades que hasta hace pocos años se transmitían a través de este fluido al momento de las transfusiones.