El reto del PRI es cómo hacer de la derrota un aprendizaje y no solamente aceptarla como un revés. La derrota es dolorosa. La sufrimos. Es algo que nos pega a los priistas en la epidermis, en el corazón. Duele, pero no nos podemos quedar ahí, dice con énfasis Samuel Palma.
El presidente de la Comisión de Diagnóstico, que el 30 de septiembre entregará al Consejo Político del Revolucionario Institucional un diagnóstico sobre las causas por las cuáles el PRI sufrió una de sus peores derrotas electorales, adelanta que el documento será autocrítico.
“No somos un juzgado ni podemos resolver los problemas de manera definitiva, pero quien no reconoce los errores cometidos, está condenado a repetirlos.
Entonces, como institución tenemos que aprender de los resultados”, declara en entrevista con El Sol de México.
A título personal, quien fue coordinador de asesores de Luis Donaldo Colosio, conocedor a fondo del PRI, delinea los errores tácticos de su partido en 2018, a los cuales en el diagnóstico le pondrán números y cifras.
-¿Qué falló en esta contienda?
Fallaron muchas cosas. Falló el discurso. Falló la organización electoral. Falló la institucionalidad, la vida interna del partido; falló la capacidad de posicionar al partido, de establecer con toda claridad su visión sobre los problemas del país.
Reconoce: “Pesar en el ejercicio del poder como un partido político en el gobierno, es una ecuación siempre complicada.
No puede actuar como partido de oposición ni debe hacerlo; pero como partido en el gobierno, tiene la responsabilidad de saber construir y establecer su propio discurso. También su propia interpretación de los hechos”. Admite: También ahí hubo situaciones.
“De las observaciones que de todo el país reciben en la Comisión de Diagnóstico, hay unas puntuales que se refieren a la designación de candidatos: Sí fueron o no idóneos.”.
-¿Pero con tan buen candidato?
No basta el buen candidato. Es cómo traducir el buen candidato en una tendencia electoral favorable. Es evidente que eso no se logró. Un buen candidato no logró ser calificado como tal en términos de la preferencia de la sociedad.
Y no fue un concurso de cualidades o de capacidades. Fue un concurso político que implica la capacidad de convencer, de obtener votos y, en esa materia, a pesar de que pudo haber sido satisfactorio algunos ejemplos, pero en esa materia, los resultados no fueron favorables. Samuel Palma sostiene que en esos resultados tuvo que ver la falta de vinculación partido-candidato, es decir, la identidad respecto del priismo.
Somos un partido histórico, con una genética muy clara, muy profunda. Hay una manera de sentir y de pensar priista. Entonces, hay que conjugar todo este tipo de cuestiones”.
-¿Esa dupla era importante?
No se trata de hacer juicios a la manera de señalar culpables sino del máximo aprendizaje de la institución. Tenemos destino y el mandato de entender y de aprender de los resultados, para que esta corriente política que es el PRI, siga jugando un papel fundamental en la historia del país, a favor de la sociedad.
-Se habla de cambiarle el nombre al PRI, ¿es necesario?
Esto es recurrente en la vida del PRI. Es un partido siempre polémico, histórico, un partido que ha estado en las distintas definiciones de gobierno.