/ martes 9 de noviembre de 2021

Crimen recluta a niños: “La muerte se enamoró de la juventud”

En una región de Zacatecas, donde los adolescentes son semilleros para el narcotráfico, Gregorio resistió el canto de las sirenas

En la comunidad de Zacatecas de donde es Gregorio hay dos caminos para las niñas, niños y adolescentes, aunque ambos los llevan al mismo destino. Uno es fatal. El otro igual. El primero es donde los integrantes de grupos delictivos los abordan y les ofrecen un mundo a sus pies, con lujos, poder, dinero y protección. Luego los utilizan como carne de cañón y terminan muertos a manos de los contras. El segundo camino es rechazarlos, pero para el crimen no existe el no y también terminan muertos.

Gregorio, quien ha pedido cambiar su nombre y no revelar su municipio, narra cómo esa es la condición en la que terminaron varios de sus amigos, vecinos y conocidos –todos menores de edad–; y de cómo él ha evitado ser cooptado por el crimen organizado. Aunque eso no lo exime del dolor de ver cómo han perecido sus cercanos.

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Un hecho que no para de dar vueltas en su cabeza es el día que su antiguo amigo de la secundaria apareció muerto. Junto con otro adolescente fue descuartizado y sus restos los arrojaron en un terreno baldío de una localidad de aquella entidad. Apenas tenía 16 años de edad y ya estaba involucrado con un grupo de la delincuencia organizada. Los rivales de su organización los “levantaron” y ése fue el final de sus vidas.

Un par de semanas antes Gregorio convivió con él en una fiesta, pero no imaginó que ése sería su destino.

Él no es el único de sus amigos que ha ingresado a las filas del crimen. Le hacen falta dedos de sus manos para contarlos. No sólo eso. Aparte de conocer cómo son reclutados, ha sabido de sus muertes: a unos los desaparecieron y a otros más los ejecutaron y a lado de sus cuerpos dejaron narcomensajes. Ésa ha sido la cruda realidad de su generación.

“La muerte se ha enamorado de la juventud”, dice el adolescente de apenas 17 años de edad, en referencia a un meme que circula en las redes sociales, y que lo compara con la situación de miles de menores de edad de su estado natal.

Aunque esto no sólo ocurre ahí, sino en todo el territorio nacional, donde niñas, niños y adolescentes son reclutados por grupos criminales al aprovecharse de su inocencia y necesidades. El Sol de México dio a conocer semanas atrás que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) detuvo a más de seis mil adolescentes de 15 a 17 años entre 2000 y 2020 en su campaña contra el narcotráfico. Por su parte, la organización Reinserta calcula que más de 30 mil niños han sido cooptados por el crimen organizado, al ofrecerles seguridad y protección.


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TE VENDEN LO POSITIVO, NUNCA LO NEGATIVO

El pasado 20 de octubre, Ricardo Mejía Berdeja, subsecretario de Seguridad Pública, alertó que el crimen organizado estaba reclutando a adolescentes y niños a través de videojuegos en línea como Free Fire, Call of Duty, Grand Theft Auto y Gears of War.

Gregorio niega que al menos en su localidad exista ese modus operandi. Allá en el norte del país el narco se aprovecha de las necesidades de los menores de edad.

“Para mí es descartarlo en el norte. Sí puede ser que las redes sociales te influyan, porque a lo mejor estás buscando chamba, te salió una chamba que acá, ‘que te veo en tal lado, tú vas y ya’ No tienes opción. Y a lo mejor te dicen ‘¿Sabes qué? Vas a trabajar de esto y lo otro. Si hablas, te matamos’, porque ha pasado.

“Allá muchas de las veces agarran a los menores que no tienen tantos recursos. En las orillas de los municipios hay barrios muy bajos... Los de la delincuencia organizada o los mismos amigos que están metidos les ofrecen un mundo de diferente manera, ofreciéndoles dinero”, cuenta.

Sin embargo, dice que cuando se enamoran del dinero comienzan los problemas, porque es dinero sucio con el que los están comprando.

–Luego de contar todo esto, ¿cómo es que un joven como tú no ha sido atraído por el dinero o cooptado por los grupos criminales? –se le pregunta.

–La gran mayoría de mi familia ha sido policía, ha estado trabajando en el gobierno y más que nada el ejemplo que me ha dado mi papá. Créeme que si a lo mejor mi papá no estuviese, tal vez sí me hubiera influenciado con ellos (la delincuencia). Obviamente que te influencia, te venden lo positivo, nunca te muestran lo negativo, siempre dicen que vas a tener dinero y tan sólo porque estás repartiendo (droga).

–Y en el caso de tus amigos, conocidos u otros adolescentes, ¿cómo crees que se les podría apoyar para no ser reclutados?

–Primero que nada, yo pienso que la educación en casa. La segunda, la atención que le den los papás a los jóvenes, y la tercera, pienso que siempre tener la seguridad de con quién se juntan, porque a lo mejor tú tendrás amigos, pero nunca se sabe si esos amigos te quieren influenciar a algo que no.

Otros motivos que lo han alejado del mundo criminal es que está interesado en entrar a la Secretaría de Marina. La música hip hop y el rap son otras razones, pues crear rimas es una de sus pasiones. En su comunidad y con sus amigos es conocido por lo bien que lo hace.

En alguna ocasión un narcomenudista se le acercó con el fin de que le escribiera una canción contando sus ‘hazañas’ en los bajos mundos del crimen. Gregorio se negó, le dijo que él sólo componía canciones con base en sus experiencias.

En realidad sí componía para otros amigos, pero en este caso dijo que no porque sería una apología al narcotráfico como se hace en los narcocorridos.

Este adolescente no sólo ha conocido las historias de sus amigos que fueron atraídos por la delincuencia organizada. Alrededor de un año atrás apoyó a su padre, quien labora en un centro de reclusión y readaptación de menores edad en Zacatecas, a darles instrucción y disciplina policial, pues él estudia en un bachillerato policial.

En ese tutelar se topó con narraciones de jóvenes reclusos que le contaban que habían matado, robado, incluso descuartizado. Un par son de las más oscuras que ha escuchado.

“Yo me acuerdo que un chavo me dijo que él –estando consciente, sin drogas–, había metido a unos en ácido. Les llaman los pozoleros. Otra fue que también el mismo chavo me dijo que había descuartizado a un amigo suyo, pero que era su contra y tuvo que hacer eso. Como que le impactó, pero a la vez le gustó”.

En la comunidad de Zacatecas de donde es Gregorio hay dos caminos para las niñas, niños y adolescentes, aunque ambos los llevan al mismo destino. Uno es fatal. El otro igual. El primero es donde los integrantes de grupos delictivos los abordan y les ofrecen un mundo a sus pies, con lujos, poder, dinero y protección. Luego los utilizan como carne de cañón y terminan muertos a manos de los contras. El segundo camino es rechazarlos, pero para el crimen no existe el no y también terminan muertos.

Gregorio, quien ha pedido cambiar su nombre y no revelar su municipio, narra cómo esa es la condición en la que terminaron varios de sus amigos, vecinos y conocidos –todos menores de edad–; y de cómo él ha evitado ser cooptado por el crimen organizado. Aunque eso no lo exime del dolor de ver cómo han perecido sus cercanos.

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Un hecho que no para de dar vueltas en su cabeza es el día que su antiguo amigo de la secundaria apareció muerto. Junto con otro adolescente fue descuartizado y sus restos los arrojaron en un terreno baldío de una localidad de aquella entidad. Apenas tenía 16 años de edad y ya estaba involucrado con un grupo de la delincuencia organizada. Los rivales de su organización los “levantaron” y ése fue el final de sus vidas.

Un par de semanas antes Gregorio convivió con él en una fiesta, pero no imaginó que ése sería su destino.

Él no es el único de sus amigos que ha ingresado a las filas del crimen. Le hacen falta dedos de sus manos para contarlos. No sólo eso. Aparte de conocer cómo son reclutados, ha sabido de sus muertes: a unos los desaparecieron y a otros más los ejecutaron y a lado de sus cuerpos dejaron narcomensajes. Ésa ha sido la cruda realidad de su generación.

“La muerte se ha enamorado de la juventud”, dice el adolescente de apenas 17 años de edad, en referencia a un meme que circula en las redes sociales, y que lo compara con la situación de miles de menores de edad de su estado natal.

Aunque esto no sólo ocurre ahí, sino en todo el territorio nacional, donde niñas, niños y adolescentes son reclutados por grupos criminales al aprovecharse de su inocencia y necesidades. El Sol de México dio a conocer semanas atrás que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) detuvo a más de seis mil adolescentes de 15 a 17 años entre 2000 y 2020 en su campaña contra el narcotráfico. Por su parte, la organización Reinserta calcula que más de 30 mil niños han sido cooptados por el crimen organizado, al ofrecerles seguridad y protección.


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TE VENDEN LO POSITIVO, NUNCA LO NEGATIVO

El pasado 20 de octubre, Ricardo Mejía Berdeja, subsecretario de Seguridad Pública, alertó que el crimen organizado estaba reclutando a adolescentes y niños a través de videojuegos en línea como Free Fire, Call of Duty, Grand Theft Auto y Gears of War.

Gregorio niega que al menos en su localidad exista ese modus operandi. Allá en el norte del país el narco se aprovecha de las necesidades de los menores de edad.

“Para mí es descartarlo en el norte. Sí puede ser que las redes sociales te influyan, porque a lo mejor estás buscando chamba, te salió una chamba que acá, ‘que te veo en tal lado, tú vas y ya’ No tienes opción. Y a lo mejor te dicen ‘¿Sabes qué? Vas a trabajar de esto y lo otro. Si hablas, te matamos’, porque ha pasado.

“Allá muchas de las veces agarran a los menores que no tienen tantos recursos. En las orillas de los municipios hay barrios muy bajos... Los de la delincuencia organizada o los mismos amigos que están metidos les ofrecen un mundo de diferente manera, ofreciéndoles dinero”, cuenta.

Sin embargo, dice que cuando se enamoran del dinero comienzan los problemas, porque es dinero sucio con el que los están comprando.

–Luego de contar todo esto, ¿cómo es que un joven como tú no ha sido atraído por el dinero o cooptado por los grupos criminales? –se le pregunta.

–La gran mayoría de mi familia ha sido policía, ha estado trabajando en el gobierno y más que nada el ejemplo que me ha dado mi papá. Créeme que si a lo mejor mi papá no estuviese, tal vez sí me hubiera influenciado con ellos (la delincuencia). Obviamente que te influencia, te venden lo positivo, nunca te muestran lo negativo, siempre dicen que vas a tener dinero y tan sólo porque estás repartiendo (droga).

–Y en el caso de tus amigos, conocidos u otros adolescentes, ¿cómo crees que se les podría apoyar para no ser reclutados?

–Primero que nada, yo pienso que la educación en casa. La segunda, la atención que le den los papás a los jóvenes, y la tercera, pienso que siempre tener la seguridad de con quién se juntan, porque a lo mejor tú tendrás amigos, pero nunca se sabe si esos amigos te quieren influenciar a algo que no.

Otros motivos que lo han alejado del mundo criminal es que está interesado en entrar a la Secretaría de Marina. La música hip hop y el rap son otras razones, pues crear rimas es una de sus pasiones. En su comunidad y con sus amigos es conocido por lo bien que lo hace.

En alguna ocasión un narcomenudista se le acercó con el fin de que le escribiera una canción contando sus ‘hazañas’ en los bajos mundos del crimen. Gregorio se negó, le dijo que él sólo componía canciones con base en sus experiencias.

En realidad sí componía para otros amigos, pero en este caso dijo que no porque sería una apología al narcotráfico como se hace en los narcocorridos.

Este adolescente no sólo ha conocido las historias de sus amigos que fueron atraídos por la delincuencia organizada. Alrededor de un año atrás apoyó a su padre, quien labora en un centro de reclusión y readaptación de menores edad en Zacatecas, a darles instrucción y disciplina policial, pues él estudia en un bachillerato policial.

En ese tutelar se topó con narraciones de jóvenes reclusos que le contaban que habían matado, robado, incluso descuartizado. Un par son de las más oscuras que ha escuchado.

“Yo me acuerdo que un chavo me dijo que él –estando consciente, sin drogas–, había metido a unos en ácido. Les llaman los pozoleros. Otra fue que también el mismo chavo me dijo que había descuartizado a un amigo suyo, pero que era su contra y tuvo que hacer eso. Como que le impactó, pero a la vez le gustó”.

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