El deterioro político, económico y social que vive Haití provocó un incremento en la llegada de haitianos a México en busca de protección. De acuerdo con cifras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), entre enero y febrero pasado, mil 501 haitianos solicitaron refugio en el país, casi el doble que en el mismo periodo del año anterior.

Las detenciones por parte del Instituto Nacional de Migración (INM) de haitianos en trayecto hacia Estados Unidos también aumentaron en las últimas semanas, con el aseguramiento de 183 migrantes que viajaban en camiones o que fueron rescatados de casas en las que aguardaban para partir hacia la frontera norte.

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Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021, Haití enfrenta una crisis de violencia que, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ha provocado que más de 300 mil personas abandonen el país. La ONU calcula que el año pasado alrededor de 5.2 millones de haitianos, casi la mitad de la población, requerían asistencia humanitaria urgente por las dificultades para acceder a la alimentación.

La situación en el país más pobre del continente se deterioró aún más con la expansión de poderosas pandillas que controlan Puerto Príncipe, la capital, y han sembrado una ola de secuestros y asesinatos. La semana pasada, Estados Unidos y la Unión Europea cerraron temporalmente sus oficinas en Haití y redujeron al mínimo su presencia en el país debido a la violencia.

Además de la crisis institucional, Haití no ha podido recuperarse del terremoto de 2010, que provocó la muerte de 200 mil personas y más de un millón y medio de damnificados. Los huracanes y las tormentas tropicales también provocan problemas constantes con alarmantes brotes de cólera y otras enfermedades infecciosas, además de desnutrición.

Ante un desesperante panorama, la migración haitiana ha encontrado en Estados Unidos su principal destino, aunque debido al aumento de las restricciones por parte de la Casa Blanca están optando por México como el lugar para iniciar de nuevo. El año pasado, Haití se colocó como el país que más pidió refugio en México (44 mil 185 solicitudes), por encima de naciones como Honduras, que un año antes ocupó el primer lugar, de acuerdo con las cifras de la Comar.

Algunos llegaron directamente de Haití, pero muchos otros emigraron desde Brasil, Chile y otros países de la región, a donde se habían trasladado previamente.

Hoely, por ejemplo, cuenta que salió de Haití en el año 2022 hacia Chile, donde permaneció por 14 meses hasta que la falta de trabajo la obligó a iniciar el camino hacia Estados Unidos, el año pasado. Lleva ocho meses en México esperando que la Comar resuelva su solicitud de refugio y mientras tanto se ocupa como trabajadora doméstica en una unidad habitacional de la colonia Doctores.

Con el poco español que habla, comparte que su objetivo es juntar algo de dinero para irse la frontera norte e intentar cruzar a Estados Unidos, donde su hermano ya cuenta con protección.

La Comar –dice- la ampara para no ser detenida e incluso le ha servido para encontrar algunos empleos como ayudante de cocina y ahora como trabajadora del hogar.

En los casos de Brasil y Chile, la crisis económica por la pandemia de Covid- 19, el aumento del racismo, y el arribo al poder del demócrata Joe Biden en Estados Unidos, que parecía ser más favorable a la migración que su antecesor, Donald Trump, fueron factores para que miles de haitianos emprendieran el camino hacia el norte desde 2021, afirma Javier Urbano, especialista en procesos migratorios.

De acuerdo con el experto, aunque queda un largo camino por recorrer, la situación que ha golpeado durante décadas a la nación caribeña ha obligado a los haitianos a integrarse a nuestro país, en un proceso que se ha apoyado ampliamente en las organizaciones de la sociedad civil, y en el ingenio de esos migrantes. “Es cada vez más común ver a haitianos trabajando en algo en el país, en el norte, por ejemplo, se están empleando en sectores como el de la construcción y de servicios, restaurantes, limpieza, etc, principalmente, pero cada vez son más los que, incluso, logran instalar sus propios negocios”, dijo.

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El proceso, sin embargo, agrega el experto, no ha sido sencillo, pues les juega en contra el idioma, el racismo e incluso la xenofobia que persiste en el país. “Sin duda su color de piel, por la cual incluso han sido objeto de agresiones, y la dificultad de comunicarse en español han sido factores para la discriminación y la falta de oportunidades”, afirmó.

De acuerdo con Fiscalías estatales, consultadas por este medio, entre 2021 y el año pasado, al menos 79 haitianos han muerto en incidentes con violencia en toda la República, y 117 están en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDN).