Las lluvias de las últimas semanas han sido insuficientes para llenar las presas de algunos estados afectados por la prolongada sequía de los dos años anteriores. En cuatro entidades los niveles de agua de sus embalses bajaron respecto a abril pasado, mientras que en dos más, a pesar de los incrementos marginales del líquido, su situación es crítica pues el acumulado estatal de agua en las presas es menor a 20 por ciento.
En Baja California, Chihuahua, Coahuila y Tlaxcala sigue disminuyendo el nivel de las presas, mientras que en Sinaloa y Sonora las lluvias han sumado poca agua a sus embalses, de acuerdo con el Monitoreo de las Principales Presas de México del Sistema Nacional de Información del Agua.
Chihuahua, que en abril pasado tenía sus presas al 47.4 por ciento de su capacidad, al corte del 15 de agosto contaba sólo con 36.6 por ciento de almacenamiento.
Destaca la situación de la presa Las Lajas, ubicada en el municipio de Buenaventura —al norte de la capital— y que es la quinta más grande del estado con una capacidad de 82.6 millones de metros cúbicos de agua, que actualmente está a dos por ciento de su capacidad.
La mayor parte de los municipios de Chihuahua atraviesan por una sequía excepcional —la más grave—, pero las lluvias de julio y agosto ayudaron a sacar a algunos de ellos, como Batopilas, Bocoyna, Guachochi y Guazapare de esta problemática y se ubicaron en sequía severa.
Sin embargo, de las 10 presas más grandes del estado, solo una, la Pico de Águila, aumentó sus niveles de agua, el resto, han perdido importantes cantidades de líquido.
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La presa La Boquilla, de la que se extrae líquido para cumplir con el tratado de Aguas de 1994 entre México y Estados Unidos, pasó de estar a 35 por ciento de su capacidad en abril, a solo 17 por ciento este agosto.
El secretario de Desarrollo Rural de Chihuahua, Mauro Parada Muñoz, declaró a finales de julio que el estado no puede cumplir con la cuota del tratado de Aguas de este año, por lo que espera que las lluvias mejoren para poder hacerlo el año siguiente, fecha en que se vence el ciclo de cinco años que el tratado establece para la repartición de aguas de los ríos Bravo, Colorado y Tijuana.
Otro estado con problema de falta de agua en sus presas es Coahuila, que pasó de tener sus embalses de 51.2 por ciento de su capacidad en abril pasado, a 37.2 por ciento actualmente.
A finales de mayo pasado la tormenta tropical Alberto, la primera de la temporada de huracanes en el Atlántico, provocó precipitaciones intensas en el noreste del país que beneficiaron a Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, sin embargo, a pesar de que los dos primeros estados tuvieron una captación de agua importante que casi llena sus presas, en Coahuila el beneficio fue marginal.
La presa Internacional La Amistad, ubicada entre los municipios de Acuña, Coahuila, y Del Río, Texas, está apenas a 12 por ciento de su capacidad. De este embalse también se extrae parte del agua que México debe aportar a Estados Unidos como parte del tratado de 1944.
Baja California y Tlaxcala son las otras dos entidades que han perdido agua de sus embalses, pero en ambos estados la situación no resulta tan crítica porque el promedio de llenado de sus presas es cercano o superior al 50 por ciento.
En contraste, Sonora y Sinaloa presentan la situación más extrema de falta de agua en sus presas, aunque en ambos aumentaron sus niveles respecto a abril. Sinaloa pasó de tener sus presas al 17.6 por ciento de su capacidad en abril, a 20 por ciento en agosto.
La falta de agua en Sinaloa, uno de los principales productores agrícolas del país, provocó que campesinos dejaran de sembrar ciertos cultivos, como el maíz blanco, del que se redujo la superficie de siembra más de 50 por ciento y por ende la producción, que pasó de un promedio anual de 6.5 millones de toneladas a 3.5 millones estimados para el ciclo agrícola 2023-2024.
La gran demanda de agua que requiere el cultivo de maíz blanco —grano básico en la alimentación de los mexicanos— obligó a los productores a optar por otros cultivos que requieren menos riego, como el frijol o el garbanzo.
En Sonora, la situación es similar, pues sus presas pasaron de estar al 12.6 por ciento de su capacidad en abril, a 13.7 en agosto. Es el estado con la menor cantidad de agua en sus embalses en todo el país y el único que las tiene por debajo del 20 por ciento de su capacidad.
En esta entidad también se redujo la siembra de maíz y trigo por la falta de agua, además de la baja rentabilidad de las cosechas.
De las nueve presas más importantes del estado, sólo dos tuvieron incremento en sus niveles durante los últimos meses, y una, la Abelardo L. Rodríguez, está a cero por ciento de su capacidad, es decir, totalmente vacía.
En contraste, cinco estados se vieron muy beneficiados por las lluvias pues la captación de agua no llenó del todo sus presas, pero sí alivió la situación de algunos que era crítica.
Morelos, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas tuvieron grandes incrementos en sus reservas de líquido entre abril y agosto.
Querétaro era la entidad que en abril pasado tenía la menor cantidad de agua en su presas, pues apenas acumulaba 6.3 por ciento de la capacidad de almacenamiento, ahora está al 35.4 por ciento.
De sus siete presas, tres, El Centenario, La Venta y La Llave, estaban completamente vacías hace unos meses, pero ahora, esta última es la única que sigue sin agua.
San Luis Potosí fue el estado en el que captaron más agua sus embalses, pues en abril estaban a 10 por ciento de su capacidad y ahora están al 89.3 por ciento. La entidad que también pasó por una sequía excepcional durante el último año, pasó de tener cuatro de sus seis presas con menos de 10 por ciento de su capacidad a tenerlas totalmente llenas.
La sequía en la entidad potosina fue tan severa, que, entre otras medidas, se acortó el ciclo escolar o se mandó a los niños a clases virtuales desde sus casas, pues no se podía abastecer de agua a las escuelas.
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Nuevo León es otra de las entidades beneficiadas por las lluvias de las últimas semanas, pues la reserva de agua en sus presas se duplicó entre abril y agosto.
La entidad también sufrió una sequía grave durante los últimos años, la cual alcanzó su pico entre marzo y junio de 2022, cuando Monterrey sus municipios conurbados se quedaron sin agua para consumo humano. La situación se repitió con menos gravedad en 2023 y la llegada anticipada de Alberto, evitó un escenario similar este 2024. Con información de Editoras OEM