La policía informó este lunes que incautó explosivos y munición de la casa propiedad del hombre que disparó contra una multitud en Las Vegas, con un saldo actualizado de 59 muertos y 527 heridos.
El sheriff Joseph Lombardo indicó que la requisa en la residencia ubicada en Mesquite, al norte de Las Vegas, se hallaron "unas 18 armas de fuego adicionales, algunos explosivos y varias miles de cartuchos de munición, junto a algunos dispositivos electrónicos que están siendo evaluados".
Stephen Craig Paddock, el estadounidense que mató a decenas de personas en Las Vegas, era un jubilado de 64 años que vivía junto a un apacible campo de golf cerca de la capital del juego, adonde le gustaba ir a apostar.
Hasta el momento, sus motivaciones para cometer semejante masacre son un misterio para la policía federal (FBI), y más aún para sus familiares, que no salen de su asombro.
"Era un tipo que vivía en una casa en Mesquite, que iba y jugaba en Las Vegas. Hacía cosas. Comía burritos". No tenía antecedentes militares ni nada de eso", dijo su hermano Eric a la cadena estadounidense CBS News.
Mesquite es una pequeña ciudad cerca del límite entre Nevada y Arizona, a unos 130 kilómetros de Las Vegas.
Paddock vivía en una residencia junto a un campo de golf y no tenía afiliación política o religiosa, según su hermano. Tampoco era "un tipo ávido de (usar) una pistola". "Era apenas un tipo normal. Algo se quebró en él, algo ocurrió", afirmó.
"Es como si un asteroide hubiese hecho impacto sobre la familia", dijo en otra entrevista al diario Las Vegas Review-Journal. "No tenemos idea de qué ocurrió".
Desde hacía varios años, Paddock vivía con su novia, Marilou Danley, en una comunidad de jubilados en Reno (Nevada), cuyos vecinos describieron al tiroteador como alguien extremadamente distante.
Harold Allred, quien vive en la misma calle de la pareja, dijo a medios locales que su esposa a menudo se encontraba con Danley en las clases de gimnasia o reuniones sociales, pero no habían coincidido con Paddock.
Su introspección y falta de sociabilidad con su barrio fue detectado por más miembros de la comunidad, quienes han asegurado que les parecía rara su actitud, siempre de puertas para dentro.
"Era como vivir al lado de nadie. Uno puede ser al menos gruñón o algo. Pero no era nada, tranquilo. Nunca salía siquiera al patio trasero, a disfrutar de la naturaleza", explicó el vecino.
"Estaba recluido -insistió-. Nunca lo conocimos".
| Con información de EFE y AFP |