Como la canciller Angela Merkel tiene virtualmente asegurada la victoria frente al candidato socialdemócrata Martin Schulz, el verdadero interés político de la elección legislativa en Alemania reside en la batalla por el tercer puesto.
Esa lucha opone a cuatro partidos que tienen entre 7 y 10 por ciento de intenciones de voto: Die Linke (extrema izquierda), los liberales del FDP, Los Verdes (ecologistas) y Alternativa para Alemania (AfD) de extrema derecha.
Después de verse forzada a gobernar aliada al Partido Social Demócrata (SPD) durante dos periodos, Merkel aspira a escapar de esa grosse Koalition (gran coalición). La única forma de salir de esa disyuntiva de hierro consiste en recurrir al FDP o Los Verdes porque, por razones ideológicas, no puede formar una coalición con Die Linke o el AfD.
Un sólido tercer puesto será decisivo para esos partidos porque puede mejorar sus posibilidades de incorporarse al gobierno y negociar puestos clave en el gabinete. Tradicionalmente, el aliado menor de una coalición recibe -entre otros- la responsabilidad de conducir la política exterior y el ministerio de Finanzas.
Si Merkel no obtiene una victoria concluyente, es posible que incluso ambos sean invitados a ingresar a la alianza gubernamental. En ese caso se crearía, por primera vez, una Jamaika Koalition, así llamada porque el color de los componentes recuerda la bandera jamaiquina: el negro que identifica a la democracia cristiana de Merkel, el amarillo de los liberales y el verde de los ecologistas.