/ sábado 12 de enero de 2019

En McAllen, Texas, no es necesario el muro

Para los pobladores representa un mayor riesgo ecológico la valla fronteriza que el paso de inmigrantes

MCALLEN, EU.- El tranquilo Centro Nacional de Mariposas del Condado de Hidalgo, en Texas, ocupa una reserva de unos 400 mil metros cuadrados a pasos de la frontera de Estados Unidos y México, donde el presidente Donald Trump arribó el jueves para presionar por la construcción de un muro.

No obstante, para Marianna Trevino- Wright, la directora del centro ecológico, es la barrera en sí misma -y no la llegada de delincuentes- lo que representa el mayor riesgo para el santuario, ya que los planes actuales exigen que el muro divida su propiedad.

"¿Por qué demonios viviríamos aquí mi marido y yo, trabajaríamos aquí y criaríamos a seis hijos aquí, si no fuera seguro?", se preguntó.

En McAllen, la ciudad más grande del condado, varios funcionarios y residentes expresaron su escepticismo ante la afirmación de Trump de que se necesita un muro para poner fin a lo que describió como una "crisis" en un discurso en la Oficina Oval.

Seby Haddad, prestamista comercial de un banco regional, dijo que vio crecer a esta comunidad binacional durante décadas gracias a la inmigración, no a pesar de ella.

Rechazó la idea de que un muro fronterizo ayudaría a detener el flujo de drogas, asegurando que la mayoría es introducida de contrabando en vehículos por los puestos de control oficiales, según datos del gobierno.

"No soluciona ningún problema", dijo Seby Haddad, de 38 años. "Es una solución arcaica".

Trump ha cerrado parcialmente el gobierno federal por su demanda de un muro, una propuesta que los demócratas han rechazado como inmoral e ineficaz. Las perspectivas de una resolución se mantuvieron débiles el miércoles, después de que los líderes del Congreso se reunieron con Trump en la Casa Blanca pero no lograron avances.

LEJOS DEL "PAÍS DE TRUMP"

En declaraciones televisadas el martes, Trump afirmó que los inmigrantes ilegales y las drogas están llegando al país a través de la frontera de México, poniendo en riesgo la vida de los estadounidenses. Sin embargo, las cifras gubernamentales muestran que las entradas ilegales han disminuido mucho desde la década de 1990 y la primer de este del siglo.

McAllen y sus alrededores están lejos del "País de Trump": los tres congresistas de la región son demócratas, al igual que todos los senadores y representantes estatales.

Álex Flores, un camarero de McAllen, consideró que la descripción que hace Trump de la frontera como un paisaje peligroso de contrabandistas no se parece a su ciudad natal.

"He vivido aquí toda mi vida y nunca he visto una crisis", dijo Flores, de 27 años.

"Nunca hemos tenido problemas de carteles que vengan a nuestras ciudades, siembren el caos ni nada de eso". Incluso los republicanos de McAllen reconocen que la ciudad es segura, aunque señalan que Trump está en lo correcto al calificar la situación como una crisis.

"Cuando hay miles de personas que ingresan a este país sin permiso y abusan de la actual política de inmigración, es en esencia una frontera abierta", dijo Sergio

Sánchez, presentador de un programa de entrevistas conservador local. "El muro sí funciona".

La economía local está indisolublemente ligada a la de Reynosa, la contraparte mexicana de la ciudad, al otro lado del Río Bravo.

"Tenemos decenas de miles de personas que van y vienen todos los días", dijo el alcalde, Jim Darling. "No puedes simplemente cerrar este lugar".

Aunque Trump no ha cumplido todavía con su amenaza de declarar una emergencia nacional e intentar levantar el muro sin aprobación del Congreso, su gobierno quiere empezar a construir varios kilómetros de muro en el Valle del Río Bravo en febrero, después de que el Congreso asignó mil 600 millones de dólares el año pasado.

Los esfuerzos para erigir barreras en el pasado provocaron demandas de propietarios de tierras en la frontera que podrían perder sus propiedades, incluido el centro de mariposas, que presentó una denuncia en diciembre.

La directora, Trevino-Wright, se burló de la caracterización que hace Trump de

la situación fronteriza como una emergencia de seguridad nacional.

"Tenemos más de seis mil escolares (...) que vienen de visita todos los años", dijo.

"Vienen a divertirse en el centro nacional de mariposas a orillas del Río Bravo".

MCALLEN, EU.- El tranquilo Centro Nacional de Mariposas del Condado de Hidalgo, en Texas, ocupa una reserva de unos 400 mil metros cuadrados a pasos de la frontera de Estados Unidos y México, donde el presidente Donald Trump arribó el jueves para presionar por la construcción de un muro.

No obstante, para Marianna Trevino- Wright, la directora del centro ecológico, es la barrera en sí misma -y no la llegada de delincuentes- lo que representa el mayor riesgo para el santuario, ya que los planes actuales exigen que el muro divida su propiedad.

"¿Por qué demonios viviríamos aquí mi marido y yo, trabajaríamos aquí y criaríamos a seis hijos aquí, si no fuera seguro?", se preguntó.

En McAllen, la ciudad más grande del condado, varios funcionarios y residentes expresaron su escepticismo ante la afirmación de Trump de que se necesita un muro para poner fin a lo que describió como una "crisis" en un discurso en la Oficina Oval.

Seby Haddad, prestamista comercial de un banco regional, dijo que vio crecer a esta comunidad binacional durante décadas gracias a la inmigración, no a pesar de ella.

Rechazó la idea de que un muro fronterizo ayudaría a detener el flujo de drogas, asegurando que la mayoría es introducida de contrabando en vehículos por los puestos de control oficiales, según datos del gobierno.

"No soluciona ningún problema", dijo Seby Haddad, de 38 años. "Es una solución arcaica".

Trump ha cerrado parcialmente el gobierno federal por su demanda de un muro, una propuesta que los demócratas han rechazado como inmoral e ineficaz. Las perspectivas de una resolución se mantuvieron débiles el miércoles, después de que los líderes del Congreso se reunieron con Trump en la Casa Blanca pero no lograron avances.

LEJOS DEL "PAÍS DE TRUMP"

En declaraciones televisadas el martes, Trump afirmó que los inmigrantes ilegales y las drogas están llegando al país a través de la frontera de México, poniendo en riesgo la vida de los estadounidenses. Sin embargo, las cifras gubernamentales muestran que las entradas ilegales han disminuido mucho desde la década de 1990 y la primer de este del siglo.

McAllen y sus alrededores están lejos del "País de Trump": los tres congresistas de la región son demócratas, al igual que todos los senadores y representantes estatales.

Álex Flores, un camarero de McAllen, consideró que la descripción que hace Trump de la frontera como un paisaje peligroso de contrabandistas no se parece a su ciudad natal.

"He vivido aquí toda mi vida y nunca he visto una crisis", dijo Flores, de 27 años.

"Nunca hemos tenido problemas de carteles que vengan a nuestras ciudades, siembren el caos ni nada de eso". Incluso los republicanos de McAllen reconocen que la ciudad es segura, aunque señalan que Trump está en lo correcto al calificar la situación como una crisis.

"Cuando hay miles de personas que ingresan a este país sin permiso y abusan de la actual política de inmigración, es en esencia una frontera abierta", dijo Sergio

Sánchez, presentador de un programa de entrevistas conservador local. "El muro sí funciona".

La economía local está indisolublemente ligada a la de Reynosa, la contraparte mexicana de la ciudad, al otro lado del Río Bravo.

"Tenemos decenas de miles de personas que van y vienen todos los días", dijo el alcalde, Jim Darling. "No puedes simplemente cerrar este lugar".

Aunque Trump no ha cumplido todavía con su amenaza de declarar una emergencia nacional e intentar levantar el muro sin aprobación del Congreso, su gobierno quiere empezar a construir varios kilómetros de muro en el Valle del Río Bravo en febrero, después de que el Congreso asignó mil 600 millones de dólares el año pasado.

Los esfuerzos para erigir barreras en el pasado provocaron demandas de propietarios de tierras en la frontera que podrían perder sus propiedades, incluido el centro de mariposas, que presentó una denuncia en diciembre.

La directora, Trevino-Wright, se burló de la caracterización que hace Trump de

la situación fronteriza como una emergencia de seguridad nacional.

"Tenemos más de seis mil escolares (...) que vienen de visita todos los años", dijo.

"Vienen a divertirse en el centro nacional de mariposas a orillas del Río Bravo".

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